SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 7 de marzo de 2013


En la 64° Reunión Anual de la Sociedad Gerontológica Americana, quedo demostrado que el sexo esta ligado estrechamente a la felicidad de las parejas de adultos mayores.
A más sexo, más felicidad. Según un estudio, la frecuencia de las relaciones sexuales resulta un indicador significativo de la felicidad general de las personas, así como de la matrimonial. La investigación, presentada en la 64° Reunión Anual de la Sociedad Gerontológica Americana, se basa en una encuesta realizada a 238 parejas casadas de más de 65 años que respondieron preguntas como “¿Cuántas veces ha practicado sexo en los últimos 12 meses?
Cuando fueron consultados por la felicidad con su vida en general, el 40% de los que no reportaban actividad sexual dijeron que eran “muy felices”. Sin embargo, entre los que sí continúan sexualmente activos (más de una vez al mes) las respuestas positivas ascienden al 60%. Además, cuando se los consultó por la felicidad en relación a su pareja, el 59% del primer grupo dijo estar “muy feliz”, mientras que entre los que mantienen relaciones más frecuentemente, el número sube al 80%. La vinculación entre estas variables se mantiene aún teniendo en cuenta factores como la edad, el sexo, el estado de salud y la situación económica.
Adrienne Jackson, directora de la investigación, afirmó que “la relación entre sexo y felicidad podría facilitar el diseño de intervenciones de salud sexual para mejorar la calidad de vida de estas personas”. Esto cobra aún mayor importancia si se tiene en cuenta que para la mitad de las personas mayores el sexo sigue siendo importante en su vida, según una encuesta que realizó el Centro de Salud y Envejecimiento de Australia Occidental a casi 3.000 hombres de entre 75 y 95 años.
“No hay una edad para terminar con la relaciones sexuales”, asegura Marta Rajtman, médica especialista en sexología clínica y vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), y destaco: “Las relaciones sexuales pueden acabar por voluntad propia, impedimentos físicos, la religión o deseo de celibato, pero no tienen que terminar por razones exteriores o por prejuicio social”, destaco.
Los especialistas coinciden en que la sexualidad en la tercera edad depende de cómo haya sido la vida sexual en los años anteriores. Si se tuvo una vida sexual activa, no hay nada que temer. Y si el problema es el aburrimiento, hay que apelar a la creatividad: “Es necesario no perder la intimidad, variar utilizando distintas lencerías, estimuladores o juguetes. También ayudan las terapias sexuales”, concluye Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo clínico y presidente de SASH.
 

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