Designaron a un zorro para custodiar el gallinero |
Hoy
el 70% de la población haitiana es campesina, es decir vive directamente de la
tierra, Hoy el 60% de los alimentos consumidos en territorio haitiano son
importados, ¿Por qué un país que tiene 7 millones de personas produciendo
alimentos no puede darle de comer a las 10 millones de personas que lo habitan?
Según las agencias de cooperación internacional, las causas
se encuentran en el modelo productivo atrasado, en la falta de tecnología de
punta y en la inviabilidad de cualquier modelo productivo que no esté basado en
la tecnología de insumos promovida por las multinacionales del agronegocio.
Esto es MENTIRA. Haití se autoabasteció de alimentos 150
años, hasta hace 30 años exportaba alimentos y no lo hacía produciendo sobre el
modelo de agricultura industrial difundido a partir de la llamada “revolución
verde”. ¿Entonces?…
Alguien está comandando este proceso de destrucción de la
soberanía alimentaria mediante la despoblación del campo y la pérdida de la
capacidad productiva. No hace falta indagar mucho para entender que ese alguien
es Estados Unidos. Tampoco para ver cuáles son los objetivos que persigue.
Ante la pregunta ¿por qué a EE.UU. le interesa afectar la
producción agropecuaria haitiana? Algunas de las muchas respuestas…
1) EL ARROZ Haití hace 30 años se autoabastecía del
arroz, que es la base de la dieta de su población. Hoy es el tercer comprador
más grande, a nivel mundial, de arroz proveniente de los EE.UU. Esto es
consecuencia directa de las políticas norteamericanas en el país y tiene dos
beneficios estratégicos para EE.UU.: por un lado, actúa como buffer a sus
exportaciones ante las variaciones anuales de su producción interna, ya que no
tiene cuotas fijas a cumplir con Haití; y por otro lado, somete a los gobiernos
del país caribeño a un mayor grado de dependencia, ya que ante cualquier medida
que afecte los intereses imperiales, EEUU no tiene más que frenar los barcos de
arroz que salen de Miami para agudizar el asedio de hambre al país y presionar
al gobierno de turno.
2) CAMPESINO: A LA MAQUILA ! La mano de obra no calificada, barata y
exenta de cualquier derecho laboral es hoy un bien codiciado para el capital
internacional y sus maquiladoras, más aún si los neo-esclavos están disponibles
cerca de los grandes centros de consumo. Por esta razón, en los últimos 4 años
se instalaron en Haití 18 zonas francas, con cientos de maquiladoras que en el
mejor de los casos llegan a pagar un salario de U$D 2 diarios a sus
trabajadores.
Sabiendo que en Haití hay millones de campesinos,
sacarlos del campo y meterlos a trabajar en las maquilas es a todas luces
beneficioso. Es con este objetivo que se boicotea la producción agrícola y se
incentiva la reconversión de los agricultores hacia producciones que utilicen
menos mano de obra. El máximo ejemplo en esta materia es el proyecto que,
impulsado por la USAID ,
apuesta a reconvertir los arrozales en plantaciones de mango y banana, que
utilizan 11 veces menos mano de obra.
3) DONDE ENTRA UNA MINA SALEN MILES DE AGRICULTORES. El
territorio haitiano está cubierto en casi el 80% por montañas. Sobre estas
montañas hay campesinos y debajo de ellas: oro, plata y cobre. Desde el 2010 se
instalaron en el pais 11 proyectos de mega minería en manos de siete empresas
(todas ellas provenientes de EEUU y Canadá).
Como lamentablemente ya lo sabemos en Argentina, este
tipo de minería consume grandes cantidades de agua. El agua es un bien escaso e
indispensable para los campesinos que deben emigrar de sus territorios a medida
que las vertientes y arroyos se secan y se va volviendo imposible el -ya de por
sí muy difícil- arte de ser agricultor en estas regiones montañosas.
Viendo algunos de los objetivos que persiguen los EEUU al
atentar contra la soberanía haitiana, es interesante también evaluar algunas de
las metodologías y herramientas que emplean a la hora de hacer realidad estas
políticas.
1) LAS ONG y AGENCIAS Son la cara más amigable del
imperio. Según dicen, vienen a ayudar solidariamente a los pobres y
desamparados. Manejan grandes cantidades de dinero que destinan
fundamentalmente a: Cooptar y desarticular movimientos y organizaciones
populares; donar alimentos para deprimir los precios internos; afectar la
producción local e importar sus productos; introducir semillas e insumos del
agro negocio en las producciones locales para, una vez perdidas las semillas
criollas, comenzar a vender las semillas importadas y su paquete de insumos
asociado; promover cultivos que necesiten poca mano de obra para dejar
campesinos desocupados que trabajen en las maquiladoras. La madre de todas
estas organizaciones es sin lugar a discusión la USAID.
2) LAS PRESIONES POLITICAS La embajada de EE.UU. en
Puerto Príncipe tiene más de mil funcionarios. Muchos dicen que es la casa de
gobierno, y muy lejos no están de la realidad. A modo de ejemplo, el primer
ministro Laurenth Lamothe es un confeso títere de los EE.UU. y todas sus
decisiones responden a la embajada. Estas decisiones contradicen muchas veces
la voluntad del actual presidente Michel Martelly, pero esto no parece importar
demasiado.
3) EL GARROTE Intervenir tan abiertamente en el país más
pobre del hemisferio -un país que tiene 80% de subalimentación y una esperanza
de vida que no supera los 50 años-, naturalmente genera mucho malestar entre
los pobladores, que ven, no sin razón, a “los blancos” como la causa de todos
sus males. Este malestar deriva en inestabilidad política y dificulta el ingreso
de los capitales. Pero para esto también hay solución, y ahí entra en juego la MINUSTAH , una tropa que
proviene mayoritariamente de países sudamericanos, que cuesta 800 millones de
dólares al año (el presupuesto total del estado haitiano es de 1000 millones). La MINUSTAH no tiene, en la
práctica (aunque sí en el discurso) otra función más que la de reprimir a un
pueblo cansado ya de tanta explotación y condiciones de vida tan miserables y
así mantenerlo callado y quieto mientras se continúa saqueando su territorio y
explotando su trabajo.
En un país donde el hambre es un problema cotidiano, la
pérdida de soberanía alimentaria sale a la luz de forma más evidente y
dramática. Pero aún así, queda claro que es sólo una de las facetas de la
pérdida de soberanía general, que abarca también los planos territoriales,
políticos, económicos y culturales. Para la existencia del imperialismo, es
condición la pérdida de soberanía nacional de los países pobres en manos de los
países imperialistas.
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