En el espacio
académico que nos brinda la
Universidad todos debemos preguntarnos ¿qué es el
conocimiento? y ¿de qué modo es posible? El conocimiento verdadero solo es
posible cuando se integran el saber, el hacer y el ser. Es decir, cuando
podemos integrar lo que se sabe, con lo que se hace, con lo que se es. La
capacidad de resolver situaciones está dada por la integración de las destrezas
sostenidas y soportadas con el saber y ejecutadas con el hacer (1). Es decir, el conocimiento que es estático, estanco y “que no hace”
no es verdadero conocimiento, simplemente un cúmulo de datos que no es
proyectado desde el mundo de las ideas. Es aquí donde educadores y estudiantes
debemos buscar la forma de integrar lo que sabemos con lo que hacemos, allí es
donde surge la simulación como técnica de enseñanza, ya que saber implica saber
hacer.
La simulación es definida por Gaba como una técnica, no una tecnología, para sustituir o ampliar las experiencias reales a través de experiencias guiadas, que evocan o replican aspectos sustanciales del mundo real, de una forma totalmente interactiva (2).
En el
surgimiento de las técnicas de simulación en la enseñanza de las ciencias de la
salud influyó notablemente el desarrollo de la bioética que a partir de los
setenta marcó un hito importante en la generación de los derechos de los
pacientes. También tenemos que tener en cuenta que el desarrollo de la educación
médica se enfocó hacia el desarrollo de competencias intentando garantizar la
calidad de la enseñanza y la seguridad de los futuros pacientes.
Otros factores
han influido, la hiperespecialización, el surgimiento de nuevas técnicas, el
desarrollo de nuevas tecnologías y materiales que se encuentran disponibles.
Todo ello ha hecho cambiar el paradigma de la educación en ciencias de la salud
hacia la adquisición y desarrollo de habilidades y competencias en el marco de
los objetivos educacionales propuestos en función de los perfiles de egreso de
las facultades de medicina.
La enseñanza de las ciencias de la salud basada en el uso de técnicas de simulación ha demostrado su efectividad en las múltiples áreas del conocimiento médico. Particularmente mejora la adquisición del conocimiento, la comunicación entre pares, el desarrollo de habilidades y la mejora de resultados clínicos en la práctica profesional con disminución del estrés durante los procedimientos, tanto en la enseñanza de grado como en la de postgrado.
La enseñanza de las ciencias de la salud basada en el uso de técnicas de simulación ha demostrado su efectividad en las múltiples áreas del conocimiento médico. Particularmente mejora la adquisición del conocimiento, la comunicación entre pares, el desarrollo de habilidades y la mejora de resultados clínicos en la práctica profesional con disminución del estrés durante los procedimientos, tanto en la enseñanza de grado como en la de postgrado.
A partir de la puesta en funcionamiento del Laboratorio de Recursos Pedagógicos con Simulación Clínica en
(3), particularmente equiparando la habilidad y destreza en el
procedimiento realizado por expertos y principiantes, cuando estos últimos han
sido entrenados con estas técnicas.
Las técnicas de
simulación permiten lograr mejores condiciones para el cuidado de los
pacientes, mejor entrenamiento para los estudiantes y la evaluación objetiva de
los docentes.
Con el
desarrollo de modelos anatómicos (simuladores) y el uso de las técnicas de
simulación con los estudiantes la
Escuela de Ciencias de la Salud pretende proveer de herramientas
pedagógicas que dinamicen y optimicen los procesos de enseñanza aprendizaje en
el contexto actual.
Dr. Alan D. Berduc, Coord. de la
Licenciatura en Enfermería de la UNO.
D r. Santiago Maffia Bizzozero,
Profesor de la UNO.
D
*Recordemos que la UNO es una Universidad popular y gratuita.
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