martes, 4 de diciembre de 2012


SEMANA del SUEÑO:
Aproximadamente el 25 por ciento de los argentinos padece de “problemas severos del sueño” y el 50 por ciento tiene “algún inconveniente” para dormir”, según revelaron especialistas al comenzar hoy la “Semana del Sueño”.
El mito de dormir ocho horas comenzó en la década de los 90, cuando el psiquiatra Thomas Wehr realizó un experimento en el cual se dejaba a un grupo de personas en la oscuridad durante 14 horas cada día durante un mes. Gracias a esta investigación, se regularon algunos tiempos entre los participantes, quienes primero dormían durante cuatro horas y luego se despertaban durante una o dos antes de caer en otro sueño de cuatro horas. De esta manera, el público en general comenzó a popularizar el tiempo estándar de 8 horas para el sueño. Aunque en la sociedad actual, en la que cada vez se hacen más actividades en la noche, el tiempo para descansar ha disminuido
Las estadísticas difundidas revelaron que en la actualidad, los argentinos duermen seis horas, un 25 por ciento menos que hace 40 años, y esto trae profundas consecuencias en la calidad de vida y en la salud de las personas. Los estudios señalan que, luego de seis horas de haber iniciado el día, dormir un máximo de 40 minutos puede servir como nuevo comienzo para el cuerpo y la cabeza.
“El bajón del grado de alerta se da a las seis horas de estar despierto, pero estar descansado, además de ser saludable, mejora la productividad. Por eso en muchas empresas las áreas de recursos humanos buscan que sus empleados tomen una siesta”, explicó el médico Daniel Leytaud.
Por su parte, Daniel Vigo, investigador de Conicet en el Laboratorio de Neurociencias de la facultad de Medicina de la UCA, destacó que “el sueño cambia la forma en que respiramos y hasta la manera que late nuestro corazón. Y las alteraciones prolongadas en la cantidad o calidad de sueño se asocian con la aparición de distintas enfermedades”.
Los especialistas en sueño dicen que llegó la hora de recuperar la siesta antes de que la situación se agrave aún más: las mujeres y los hombres de 1950 descansaban más. O, por lo menos, dormían, en promedio, dos horas más cada noche. “Hace 60 años, el promedio de sueño era de ocho horas, y ahora los distintos estudios muestran que en las sociedades urbanas y desarrolladas, como las de Buenos Aires, San Pablo o México DF, actualmente el promedio está en seis horas y media, siete como máximo”, señalan los investigadores  especializados en psicofisiología.


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