En la 64° Reunión Anual de la Sociedad Gerontológica Americana,
quedo demostrado que el sexo esta ligado estrechamente a la felicidad de las
parejas de adultos mayores.
A más sexo,
más felicidad. Según un estudio, la frecuencia de las relaciones sexuales
resulta un indicador significativo de la felicidad general de las personas, así
como de la matrimonial. La
investigación, presentada en la 64° Reunión
Anual de la Sociedad Gerontológica Americana, se basa en una encuesta
realizada a 238 parejas casadas de más de 65 años que respondieron preguntas
como “¿Cuántas veces ha practicado sexo en los últimos 12 meses?
Cuando
fueron consultados por la felicidad con su vida en general, el 40% de los que
no reportaban actividad sexual dijeron que eran “muy felices”. Sin embargo,
entre los que sí continúan sexualmente activos (más de una vez al mes) las
respuestas positivas ascienden al 60%. Además,
cuando se los consultó por la felicidad en relación a su pareja, el 59% del
primer grupo dijo estar “muy feliz”, mientras que entre los que mantienen
relaciones más frecuentemente, el número sube al 80%. La vinculación entre
estas variables se mantiene aún teniendo en cuenta factores como la edad, el
sexo, el estado de salud y la situación económica.
Adrienne
Jackson, directora de la investigación, afirmó que “la relación entre sexo y
felicidad podría facilitar el diseño de intervenciones de salud sexual para
mejorar la calidad de vida de estas personas”. Esto cobra
aún mayor importancia si se tiene en cuenta que para la mitad de las personas
mayores el sexo sigue siendo importante en su vida, según una encuesta que
realizó el Centro de Salud y Envejecimiento de Australia Occidental a casi
3.000 hombres de entre 75 y 95 años.
“No hay una edad para terminar con la relaciones
sexuales”, asegura Marta Rajtman, médica especialista en sexología clínica y
vicepresidenta de la
Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), y destaco: “Las relaciones sexuales pueden acabar por
voluntad propia, impedimentos físicos, la religión o deseo de celibato, pero no
tienen que terminar por razones exteriores o por prejuicio social”, destaco.
Los
especialistas coinciden en que la sexualidad en la tercera edad depende de cómo
haya sido la vida sexual en los años anteriores. Si se tuvo una vida sexual activa,
no hay nada que temer. Y si el problema es el aburrimiento, hay que apelar a la
creatividad: “Es necesario no perder la
intimidad, variar utilizando distintas lencerías, estimuladores o juguetes.
También ayudan las terapias
sexuales”, concluye Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo clínico y presidente de
SASH.
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