sábado, 30 de marzo de 2013


SERVICIO, AMOR y HUMILDAD:
Mas allá de cualquier especulación religiosa o política son valores humanos que deberían ser puestos de manifiesto por quienes poseen el poder de hacer un cambio en pos de sus semejantes.

Cristo da el paso; se hace esclavo por amor. Para un cristiano, el lavar los pies implica tres hechos fundamentales: servicio, amor y humildad.
Que significado real contienen estas tres palabras casi en desuso, expuestas hace mas de 2 mil años.

                         
Servicio: Debemos promover enérgicamente el servicio a la humanidad según el espacio que ocupemos sin importar volumen. Trabajar en colaboración con quienes lograron ver la luz, para restaurar la dignidad humana y el honor a través de los múltiples medios a nuestra disposición, para dar al individuo y a la sociedad la posibilidad de asumir sus responsabilidades. Comprometámonos  a crear un modelo de sociedad basada en un proyecto social elaborado en derredor de los que si padecen, y luchar por una  sociedad en la cual SI se valorice cada ser humano.

Amor: El amor es una panacea; el ser humano vive con amor, se le hace feliz con el amor y con amor hace felices a los que le rodean. En el vocabulario de la humanidad el amor es vida; nos percibimos y sentimos mutuamente con amor. No ha sido creada una relación más fuerte que el amor, esa cadena que une, unos con otros, a los seres humanos. La verdad es que, sin amor que la mantenga viva y fresca, la Tierra no sería más que pura desolación. Nuestra preocupación por la salud del planeta y nuestro amor por el género humano, es decir, nuestra capacidad de abarcar la creación depende de conocer y comprender nuestra propia esencia, nuestra capacidad para descubrirnos a nosotros mismos y de poder sentir una conexión con el prójimo. Ese sublime y etéreo cordel es el amor.


Humildad: Podría decirse que la humildad es la ausencia de soberbia. Es una característica propia de los sujetos modestos, que no se sienten más importantes o mejores que nadie pese a sus logros. Las religiones suelen asociar la humildad al reconocimiento de la superioridad divina. Todos los seres humanos son iguales ante los ojos de Dios y deben actuar en consecuencia. Para el budismo, la humildad es la conciencia respecto al camino que se debe seguir para liberarse del sufrimiento. Desde la filosofía, Immanuel Kant afirma que la humildad es la virtud central de la vida ya que brinda una perspectiva apropiada de la moral.  Más allá de las diferencia de concepto, las personas suelen compartir su visión sobre la humildad como la característica que lleva a la gente a realizar una acción sin proclamar sus resultados.





 

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