jueves, 15 de agosto de 2013

¿Donde están los Derechos Humanos para las mujeres, hombres y niños de Egipto?

638 civiles  asesinados en las plazas y calles, 4200 heridos, muchos de ellos de gravedad. La ambición desmedida de poder hace que los hombres pierdan el camino y sumerjan a su pueblo en un baño de sangre. Humanos contra Humanos, hermanos contra hermanos, envilecidos por el poder de las armas y el oro, es lógico pensar que los gobernantes asumen el poder para proteger al pueblo, no para incitarlos a una descabellada y sangrienta masacre mientras ellos beben Whisky y ven lo que ocurre por TV, como si vieran morir langostas.
 
Los argentinos vivimos este predicamento, luchar para no regresar en nuestra misión.
El número de muertos por los enfrentamientos ocurridos el miércoles entre las fuerzas de seguridad y los islamistas en Egipto, se elevó a 638, según las cifras dadas a conocer por el Ministerio de Sanidad. Estos hechos han sido catalogados como uno de los episodios más sangrientos de las últimas décadas.
Más de 200 personas murieron en la plaza Rabaa al Adawiya, donde los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi acampaban desde hace más de un mes y medio. Otras 90 perdieron la vida en una evacuación que se hizo de una segunda plaza en El Cairo, añadió el ministerio.

Egipto despide a sus muertos luego de la masacre tras el violento desalojo de las acampadas que mantenían los opositores al golpe militar en la capital, mientras siguen los incidentes que las autoridades han prometido combatir con mano dura. Entre lágrimas y rezos, miles de seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi se congregaron en la mezquita de Al Imán, en el este de El Cairo, para despedir a sus fallecidos.

Decenas de cadáveres envueltos en sábanas blancas estaban hacinados en ese y otros templos del país, según confirmaron a Efe fuentes de los Hermanos Musulmanes, grupo en el que militaba Mursi hasta acceder a la Presidencia en junio de 2012. En la cairota plaza de Rabea al Adauiya, el principal bastión islamista donde estaban las tiendas de campaña arrasadas, la mezquita también fue objeto de las llamas y presentaba un aspecto desolador entre los escombros que las excavadoras se afanaban por retirar.

En paralelo, se ofició el funeral oficial por los 43 policías muertos en los disturbios, en una ceremonia a la que acudió, entre otros, el ministro egipcio de Interior, Mohamed Ibrahim, publicó la agencia Efe. Los datos señalan que más de 4,200 personas resultaron heridas tras la operación policial lanzada la víspera para desmantelar las acampadas de los islamistas. Diversas agencias de información coinciden en que la violencia deja al mayor país árabe cada vez más cerca de una guerra civil, una situación que desestabilizaría aún más a una región ya en llamas. El gobierno militar decretó el estado de emergencia.
 
Luego de la matanza, los Hermanos Musulmanes -la agrupación política de Morsi- llamó a manifestarse a miles de islamista, quienes chocaron con las fuerzas de seguridad en varias ciudades del país. La crisis llevó también a que el vicepresidente y premio Nobel de la Paz, Mohammed el-Baradei, renunciara a su cargo, a través de una carta en la que manifestó que había opciones pacíficas para poner fin a la crisis.

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