sábado, 19 de abril de 2014

¡COMER! Detrás de esta ansiedad, que nos lleva a comer de más, quizá existan problemas hormonales, psicológicos, patológicos, estrés o baja autoestima.

Para cumplir con un plan de pérdida de peso o bien mantener el que tiene, es importante aprender a identificar cuando realmente  se tiene hambre o se desea comer por ansiedad. El apetito de verdad es una sensación absolutamente natural de nuestro organismo. Sin embargo, existe también el deseo psicológico de probar la comida.
Psicólogos y nutricionistas especializados opinan que el problema radica en que se tiende a comer sin apetito y por razones muy diferentes. Existen personas que comen todo el día, otras después de salir del trabajo y hay quienes ingieren alimentos al llega a casa e incluso, algunos se levantan de la cama para atacar la heladera.

La ansiedad por comer es un trastorno de la alimentación frecuente que en cada persona se da por diferentes motivos. Para contrarrestar este problema, es necesario identificar qué provoca tu ansiedad, en qué momento del día se intensifica y contemplar posibles soluciones. Detrás de esta ansiedad, que nos lleva a comer de más, quizá existan problemas hormonales, psicológicos, patológicos, estrés o baja autoestima, entre muchos más.

Independientemente de que un especialista diagnostique el problema que origina nuestra ansiedad, podemos poner manos a la obra a través de hábitos saludables cada vez que comemos y que podrán ayudar a manejar la ansiedad y por lo tanto a no consumir lo que nuestro cuerpo no necesita.

Algunos concejos fáciles de seguir y que dan resultados positivos:

Regular los horarios de comida. La ansiedad por comer, en ocasiones está relacionada con los horarios irregulares al comer. Si establecer misma hora para alimentarte siempre, el organismo se acostumbrará e incluso tendrás esa sensación de satisfacción y no habrá cabida para antojos.


Incluir abundantes vegetales y proteínas. Esto ayudará a sentirse satisfecho. Por otro lado hay que tratar de comer cinco veces al día: tres de esas comidas deben ser abundantes, las restantes son colaciones tanto pequeñas como saludables, por ejemplo: semillas, frutos secos, frutas y verduras.


Tomar suficientes líquidos. Tales como agua, jugos naturales y tes, evitar que estén endulzados. Por otra parte, existen alimentos que pueden ayudar a reducir el hambre, entre ellos están: la menta, las nueces, la avena, el té verde y las zanahorias.
Siga  estos simples concejos y si su problema con la comida persiste, el primer paso es consultar a su medico de cabecera, el sabrá que acción tomar. Cuidar el exceso de peso, es una cuestión de salud más allá de la apariencia física; con la obesidad surgen muchas complicaciones que pueden ser irreversibles.

Debemos recordar que nosotros
generamos el cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario