Alfonsina a
los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina. El primer lugar donde residió fue la ciudad de San
Juan, posteriormente vivió en Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y Mar del Plata.
Cuando tenía catorce años, murió su padre. Trabajó en una fábrica y un bar
familiar en Rosario para ayudar en casa.
Siendo
una adolescente (13 años) ingresó en una compañía de teatro y recorrió diversas provincias actuando en
algunas obras. Al regresar reanudó sus estudios. Trabajó como maestra de escuela y también dio
clases de arte dramático. Al
poco tiempo del nacimiento de su hijo Alejandro,
trabaja en el comercio, hasta que el Consejo Nacional de Educación le otorgó un
nombramiento. Desde entonces se dividió entre la enseñanza y las cátedras de
declamación en el Teatro Infantil
Municipal Labardén y en el Conservatorio Nacional, donde se desempeñó
hasta sus últimos días.
Fue colaboradora en "Caras Y Caretas" de Buenos Aires y fue premiado uno de sus cuentos. Realizó alguna incursión en el teatro, aunque es famosa por sus libros de poemas. Inicia su carrera literaria en 1916 cuando se edita La inquietud del rosal, donde reúne sentimientos con un nuevo romanticismo. Publicó El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919) y Languidez (1920). Viaja por Europa, en 1930 y 1934, lo que produjo un cambio de estilo poético, como aparece en sus libros más logrados: Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).
En 1935 se le diagnostica un tumor del que fue operada, aunque el cáncer continuó y pasó por períodos
depresivos tras el suicidio de
amigos como Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones
o Egle Quiroga. En octubre de
1938 viaja a Mar del Plata. Le
envió dos cartas a su hijo y un Poema
de despedida al diario "La Nación ". Acabó con su vida
suicidándose en la playa de la Perla en el mar de
Plata el 25 de octubre de 1938.
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