Su trabajo supuso un
puente entre la cultura escénica española y la argentina. Aunque comenzó como
tonadillera dentro del género chico, su triunfo le llevó a representar a los
grandes escritores de la escena de habla hispana y llegó a ser protagonista en
obras de Jacinto Benavente, Federico García Lorca, los hermanos Machado y otros
destacados escritores.
Recibió su formación en
España y su debut en el teatro español tuvo lugar en el Teatro Apolo de Madrid
a principios de siglo; fue éste el primero de sus grandes éxitos por toda
España e Hispanoamérica. En el año 1905 viajó a Buenos Aires, donde continuó
una carrera artística que duró más de sesenta años.
En 1920 creó en Argentina
su propia compañía, al frente de la cual trabajó hasta 1927 y obtuvo numerosos
reconocimientos. En 1929 regresó a España y estrenó dos nuevas obras, Pepa
Doncel, de Jacinto Benavente, y La
Lola se va a los Puertos, de los hermanos Machado,
obras que también representó, al año siguiente, en Buenos Aires.
En 1932 le llegó el año
de los actos honoríficos y sus dos países más queridos, Argentina y España, le
ofrecieron un homenaje en el Teatro Avenida.
Los estrenos continuaron
deparándole éxitos. Representó Teresa de Jesús de Eduardo Marquina y, al
año siguiente, dio a conocer en Argentina al poeta granadino Federico García
Lorca con su obra Bodas de Sangre, que alcanzó un importante éxito en
todo el país. Prosiguió
llevando a las tablas obras de Lorca, como La Zapatera
prodigiosa y Mariana Pineda, de forma que logró establecer definitivamente
al controvertido poeta en la escena argentina. Con la representación de El
Otro, de Miguel de Unamuno, el gobierno español le condecoró con el Lazo de
Isabel la Católica.
Fue miembro titular del Instituto de Cultura Hispánica y
también fue galardonada con la medalla al Mérito en el Trabajo. Se retiró de la
escena en 1964 para dedicarse a la enseñanza del arte dramático.
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