viernes, 28 de noviembre de 2014

LA FELICIDAD: La filosofía, la antropología, la sociología y la psicología la estudian.

Lo  primero que vamos a hacer antes de analizar el término felicidad, para determinar que el origen etimológico del mismo se encuentra en el latín. Así, nos encontramos con el hecho de que dicha palabra procede del vocablo felicitas que puede traducirse como “fértil”.
La felicidad es un estado del ánimo que supone una satisfacción. Quien está feliz se siente a gusto, contento y complacido. De todas formas, el concepto de felicidad es subjetivo y relativo. No existe un índice de felicidad o una categoría que haya que alcanzar para que alguien se considere como una persona feliz. Desde un punto de vista biológico, la felicidad es el resultado de una actividad neural fluida, donde los factores internos y externos estimulan el sistema límbico.
 
Muchos son los estudios y las ramas científicas que se han centrado en analizar en profundidad el concepto de felicidad y es que la misma es el objetivo que todas las personas buscamos a lo largo de nuestra vida. En concreto, nos topamos con el hecho de que tanto la filosofía como la antropología, la sociología o la psicología tienen como elemento de trabajo a aquella.
 
Así mientras que la Antropología lo que hace es investigar cómo las distintas culturas han conocido que la felicidad es una cosa y no otra, la sociología estudia lo que son los factores sociales que contribuyen no sólo a lo que cada individuo considere como tal sino también a lograr la misma.
Por su parte, dentro de la Psicología Positivista, que fue fundada entre otras por el psicólogo norteamericano Martin Seligman, nos encontramos con una rama que se llama paradigma positivista. Una figura esta que, al igual que los restos de miembros de dicha área científica, considera que la felicidad es el fruto de la suma de lo que son las actividades positivas y las emociones positivas. En concreto ejemplos de estas últimas serían la satisfacción, el placer corporal, el orgullo, la alegría o el optimismo.
 
El ser humano suele sentir felicidad cuando alcanza sus objetivos y cuando logra solucionar los distintos retos que se enfrenta en su vida cotidiana. En los casos en que esto no se logra, se produce la frustración que lleva a la pérdida de la felicidad. Las personas que se sienten autorrealizadas y plenas son más serenas y estables, ya que logran un equilibrio entre las cargas emocionales y las cargas racionales.
Hay quienes creen o sienten que la felicidad está relacionada con los bienes materiales y con el dinero. Por eso existen frases como “El dinero no hace la felicidad, pero ayuda”. Es que el dinero es el medio necesario para la satisfacción de las necesidades materiales humanas; una vez que éstas están satisfechas, el individuo tiende a buscar productos que le proporcionen mayor felicidad.
En cambio, las religiones y la gente con preferencia por lo espiritual asocia la felicidad a un estado del alma donde el ser se siente en paz. Este estado puede alcanzarse con una relación personal o con el vínculo con los seres queridos, por ejemplo.
 
Afirma el poeta y escritor Miguel Ángel Figueiras G,: “El amar y sentirse amado es el motor fundamental de la felicidad, donde esta presente el amor de pareja, de padres, de hijos, y hacia el entorno que el ser humano vive, la felicidad encuentra su estado ideal. La felicidad se logra en un estado intermedio de sistema de vida, si se desea demasiado, no se es feliz, si se es demasiado austero, la falta de todo hace que no podamos ser felices. Se debe crecer desde la cuna y aprender a ser feliz con las pequeñas realizaciones, como terminar la escuela, trabajar en lo que nos agrada, iniciar la universidad, recibirse, vivir plenamente el romance, crecer económicamente y realizarse en familia y nunca dejar de soñar. Los seres humanos estamos viajando a otros planetas, la tecnología nos sorprende con maquina que nos responden y hace la labor de un humano, pero la esencia sigue intacta, la búsqueda de la felicidad y el amor perdura”

No hay comentarios:

Publicar un comentario