¿Al mirarse uno se ve reflejado en este espejo? Una persona honesta es sincera no sólo en sus
palabras sino también, en su lenguaje corporal, transmite verdad en su mirada.
Una persona honesta es un ejemplo a seguir por los demás, un ejemplo de bondad y de belleza interior. Cada persona tiene una ética personal concreta, lo
importante es ser fiel a estos valores personales para vivir en calma.
Una persona honesta no es hipócrita, al revés, emana
una luz especial gracias a esa autenticidad que surge de la apertura de
corazón. A veces, la honestidad también tiene un precio y es que existen
personas a las que no les gusta escuchar verdades incómodas. Ser honesto no
significa decir todo lo que uno piensa sino expresar lo importante con
sensibilidad buscando la empatía en el contacto con el otro.
La mayor honestidad es la que surge del compromiso con
uno mismo, es decir, aquella que brota del deseo de ser feliz. Por tanto, una
persona honesta es aquella que persigue su vocación para realizar su verdadero
camino profesional y vital. Una persona honesta muestra una lógica interna
entre pensamiento, sentimiento y acción.
Las personas cometen errores y se equivocan. Por eso,
también es un gesto de honestidad pedir disculpas después de un error y reparar
el daño cometido después de una ofensa. La honestidad es fruto del amor y del respeto hacia uno mismo y hacia el otro. Es decir, es un valor fundamental de las
relaciones personales.
Existe un principio básico de sinceridad con uno mismo
y con los demás, un valor fundamental en la existencia humana
que suma verdad interior: la honestidad muestra la actitud de una persona que
es fiel a sí misma y se muestra tal y como es en cualquier contexto. Una
persona honesta no finge ser quien no es en realidad porque tiene muy claro que
ser ella misma es el mejor camino de felicidad y el mejor medio para establecer
relaciones personales sólidas.
La honestidad no sólo se muestra en los momentos
felices, cuando una persona tiene algo bonito que decir a otra, sino también,
en los momentos difíciles. Por ejemplo, es un gesto de honestidad con uno mismo y con el otro, romper una relación de pareja cuando
ya no queda amor. A veces, ser honesto implica herir los sentimientos de otra
persona, sin embargo, la honestidad se basa en el principio de que la verdad es
más efectiva y duele menos que la mentira.
¡Que la HONESTIDAD no sea una
fabula más de Esopo, que sea una realidad humana de nuestro tiempo!
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