Todos tenemos muy claro cuáles son los alimentos más sanos. Con echar un vistazo a la famosa pirámide de la
alimentación, sabemos que debemos tener una dieta rica en cereales, pastas, verduras
y frutas, y tomar de manera moderada carne, pescado y lácteos. Pero aunque tenemos tan claro qué es
lo saludable, no tenemos tan seguro lo que es nocivo para nosotros.
La revista Eat This, Not That! ha elaborado una lista con los alimentos menos saludables que
existen,
comidas que no deberían estar presentes en ninguna dieta, pero que
lamentablemente están presentes de manera profusa en la publicidad, en los
menús de determinados restaurantes y que incluso se sirven en comedores
escolares.
1- Palomitas de maíz de microondas: Últimamente se ha puesto de moda recomendar este
snack para matar el gusanillo entre horas. A priori, es un producto natural,
fácil de preparar y que si no tiene ni sal ni mantequilla, no aporta excesivas
calorías. Pero el problema no está en el
maíz en sí, sino en un químico que algunos fabricantes utilizan
para las bolsas que contienen el producto, y que pueden
contaminar lo que nos llevamos a la boca.
El ácido perfluorooctanoico (PFOA), también conocido como C8 y
perfluorooctano, es un sintético que es usado en la industria como
revestimiento antiadherente -tanto para materiales de construcción como el
teflón como para las bolsas de palomitas- es cancerígeno y tóxico
para los animales y los seres humanos y permanece en el medio
ambiente de forma indefinida. Pero no
solo hay problemas con esta sustancia.
Las palomitas con sabor a
mantequilla contienen
diacetilo, un componente que daña las células nerviosas y aumenta
el nivel de las proteínas beta-amiloides en el cerebro, que es un indicador de
la enfermedad de Alzheimer. Este tipo de problemas no se
dan en las palomitas ‘tradicionales’, así que
si queremos comerlas, lo mejor es hacerlas en una sartén, como toda la vida.
2- Golosinas de colores: Sobre todo para los niños. Y no porque se vuelvan locos con el chute de
azúcar, sino porque determinados colorantes han sido relacionados con
la aparición del trastorno por déficit de atención. En concreto, los colorantes Amarillo No. 5 y Amarillo No. 6. En los países escandinavos han
prohibido el uso de estos productos. Si queremos picar algo dulce, mejor
que tomemos fruta, o una onza de chocolate. Pero si tenemos
mono de chuches, deberíamos optar por las que sean más naturales.
3- Gelatina o mermelada con azúcares añadidos: Otro de esos productos que están de moda por su bajo aporte calórico. Pero la pectina que suelen contener hace en nuestro cuerpo como una especie de imán de sustancias beneficiosas como el betacaroteno o la luteína, las ‘secuestra’ y las elimina de nuestro sistema antes de que las podamos absorber y beneficiar de ellas. Lo mismo ocurre con las mermeladas que contienen pectina. Una opción saludable es crear de manera casera la mermelada. O directamente, machacar las fruta y crear una pasta. No es lo mismo, pero es muchísimo más sano.
4- Refrescos Light: Cuando tomamos una de estas bebidas, estamos evitando el subidón de
azúcar de las ‘versiones originales’. Pero aunque no engordemos y nuestros
dientes nos lo agradezcan, también estamos sometiendo a nuestro organismo a una
sesión nada recomendable: los que saben a limón contienen una sustancia
llamada BVO que causa infertilidad; los que saben a cola tienen
colorantes que han sido relacionados con cáncer; y prácticamente todos tienen
aspartamo, un edulcorante artificial que dispara los niveles de glucosa en
sangre y hace que cualquier azúcar que consumamos se convierta
casi automáticamente en grasa.
Tanto Coca-Cola como Pepsi
han decidido eliminar el BVO de sus productos, pero el aspartamo sigue presente en varios de ellos.
Así que lo más sano si queremos refrescarnos sigue siendo tomar un té o un café
con hielo.
5- Cereales procesados que tengan vitaminas añadidas: Los cereales procesados de desayuno, los que vienen en caja de cartón y
se compran en supermercado, muchas veces se anuncian como si
fueran un superalimento
que contiene multitud de vitaminas. Pero muchas de ellas son
artificiales, añadidas después de que el producto haya sido tratado para que
tenga sabor, por lo que difícilmente llegan a nuestro organismo. Algunas de ellas incluso
desaparecen al mezclarse con la leche.
Pero lo único que permanece es el azúcar.
Si además, son cereales para niños, muchas veces contendrán colorantes, unas
sustancias que pueden provocar serios problemas, como el
BHT o Butil hidroxitolueno (E-321) es un antioxidante sintético procedente de la
industria petrolera que al entrar en contacto con nuestros
estómagos, disparan el crecimiento anormal de células. La alternativa más sana es
consumir cereales integrales, que no contengan ni azúcares, ni colorantes ni vitaminas
añadidas.
6- Crema de leche: Un clásico de los aviones: para ahorrar en leche, las compañías ofrecen
este producto concentrado, que muchas veces contiene dióxido de titanio, un sustancia que se ha demostrado
provoca cáncer de hígado en ratones. Además, estas cremas suelen ser
ricas en grasas hidrogrenadas, que disparan nuestro colesterol, con
el gran riego que eso supone para la salud. Nada mejor que tomar el café
solo o aderezarlo con leche de
verdad. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá.
7- Carnes procesadas: Bacon, salchichas, filetes de bandeja de supermercado… Muchos de estos productos están
hechos de carnes procesadas, que provienen de diferentes animales -aunque
pertenecen a la misma especie-, y
utilizan químicos para ‘pegar’ los restos y darles una
apariencia uniforme.
Por no hablar de la sal o de los colorantes o conservantes
que se les hecha. Para evitar daños a nuestro organismo, lo mejor es buscar en el envoltorio que la
carne está libre de nitratos, o mejor aún, comprarla en el carnicero y ver de qué pieza sale
nuestro filete o nuestra panceta.
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