jueves, 16 de julio de 2015

JUANA AZURDUY: La escultura que reemplazó a Cristóbal Colón en la Casa Rosada pesa 25 toneladas, mide 9 metros y 15 metros en total con su base.


Es la estatua de bronce más grande de la Argentina; el artista Andrés Zerneri explica qué significa cada parte de ella.
Finalmente, la estatua de la líder revolucionaria Juana Azurduy fue Inaugurada hoy detrás de la Casa Rosada en un acto donde estuvieron presentes la presidenta Cristina Kirchner y su par de Bolivia, Evo Morales. La obra fue realizada por el escultor Andrés Zerneri y está formada por cuatro piezas que pusieron en pie la obra de 25 toneladas de peso y nueve metros de altura. El gobierno boliviano fue el que donó la escultura.
La estatua tardó tres años en terminarse y trabajaron en ella más de 45 personas. El escultor estudió en persona y a través de videos la perspectiva que permitiera la mejor ubicación de la estatua y decidió que los ventanales del primer piso del Palacio de Gobierno, donde está el Salón Mujeres Argentina, era el adecuado para que la escultura estuviera presente en cada acto que allí se hiciera. "Tuvimos que montar la escultura en una base de seis metros, sobre una pirámide inspirada en la cultura tiahuanaco, para que alcance la altura de 15 metros, que es la ideal para que se vea desde las ventanas del Salón Mujeres Argentinas", explicó el realizador.

Juana Azurduy ¡La Amazona!

El convento de Santa Teresa
la quiso monja, Juana indómita
decidió como los cóndores la libertad,
se elevo en busca del amor
y hallo amor, lucha y martirio en el clamor.

Su espíritu de amazona y revolucionaria
fue el paye en cuerpo y alma del general Padilla,
descargo su furia en las batallas de Chuquisaca
Arequipa, Puno, Cuzco y la Paz siendo
para el invasor, laceración y pesadilla.

Blandió su sable libertador, y su corcel
fue rugido de yaguareté entre los invasores,
-de 10 mil originarios fue su ejército glorioso-
fue estrepitoso el choque contra altivos
soldados que vencieron a Napoleón.

Junto a su amor guerrero sin par
a fuerza de coraje, sangre y dolor
pararon al cruel invasor español,
ellos comandaron junto al pueblo
las guerrillas del norte sin compasión.

Con una lucha feroz y desigual, Juana, la amazona
vio que la independencia le  había quitado todo,
cuatro hijos, sus propiedades y animales,
no pudieron arrebatarle su dignidad
su inmortal coraje y briosa voluntad.

Corría la sangre libertadora durante 1816
su lucha esta hermanada con Guemes,
“el padre de los pobres”
Juana fue investida como Teniente Coronel
y Manuel Belgrano por su alucinante valentía
le entrega su sable, con gloria, como correspondía.

Al amor de vida y lucha de Juana
se le acaba la suerte, y expira
como lo hacen los valientes,
y parte hacia la paz que no encontró
 en su tempestuosa vida terrenal.

Ya grande y cansada se retira
a su ciudad natal, Chuquisaca,
Bolívar la visita y la abraza profundamente
como quien abraza a un bronce viviente.

Una miseria descarnada
se apodera del resto de su vida,
todo lo prometido por sus servicios a la patria
le fue negado, fue cruelmente olvidada
por los pueblos de Argentina y Bolivia,
muere sola, muy anciana e indigente
su entierro costo un peso,
y  a una fosa comuna fueron a parar
sus egregios y atribulados huesos.

De nada sirven hoy homenajes y fanfarrias
un siglo después sus supuestos huesos rescatan,
hoy 152 años pasaron, blande su sable
y sigue siendo la amazona indomable.

Humilde homenaje a una mujer que lo dio todo
sin esperar ni recibir nada a cambio.
Autor: Miguel Ángel Figueiras Gimenez (2014)
Poeta y escritor de Merlo, Buenos Aires Argentina.




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