Muchas personas con trastornos mentales ven pisoteada su dignidad
- Con frecuencia son encerradas en instituciones donde quedan aisladas de la sociedad y sujetas a tratos inhumanos y degradantes.
- Muchas sufren maltrato físico y emocional, abusos sexuales y abandono en hospitales y cárceles, pero también en el seno de sus comunidades.
- A menudo se les priva del derecho de tomar decisiones por sí mismas. A muchas se les niega sistemáticamente el derecho de tomar decisiones sobre la atención y tratamiento de salud mental que reciben, el lugar donde quieren vivir y sus asuntos personales y financieros.
- Se les niega el acceso a atención general y de salud mental. En consecuencia, tienen más probabilidades de morir prematuramente, en comparación con la población general.
- A menudo se les priva de acceso a la educación y a oportunidades de empleo. La estigmatización y las ideas erróneas sobre los trastornos mentales implican que esas personas también sufren discriminación en el mundo laboral y se les niegan oportunidades de trabajar y ganarse la vida. Los niños con trastornos mentales también quedan con frecuencia excluidos de oportunidades educativas. Esto desemboca en marginación y en la exclusión de oportunidades laborales en etapas posteriores de la vida.
- Se les impide integrarse plenamente en la sociedad. Se les niega la posibilidad de participar en asuntos públicos, de votar o presentarse a cargos públicos. No se les da la oportunidad de intervenir en la adopción de decisiones sobre cuestiones que les afectan, como reformas normativas, legislativas o de servicios en relación con la salud mental. Además, con frecuencia se les niega el acceso a actividades recreativas y culturales.
"Cuando se tienen problemas de salud mental,
es una espada de doble filo. Estamos marcados. Si vivimos en casa, estamos
marcados, y también en el sistema. No se respeta demasiado nuestra
dignidad".
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