lunes, 16 de noviembre de 2015

HOY recordamos a Florencio Molina Campos, fue un hombre simpático y de gran carisma, que se destacaba en las reuniones sociales. Tenía carácter fuerte y le encantaba la música clásica, que escuchaba mientras pintaba.


Murió un día como hoy el 16 de noviembre de 1959, un año después de regresar de Estados Unidos, donde trabajó pintando para una empresa agrícola. En 1969 se constituyó la Fundación Molina Campos y en 1979 el museo dedicado a su memoria.


Sus cuadros podrían ser reconocidos por cualquiera aunque no estuvieran firmados. Su manera de ver al hombre de campo hace de Molina Campos un pintor inconfundible, que se interesó por nuestras raíces, tradición y folclore. En sus obras dejó un testimonio que no se perdió con el paso del tiempo. Florencio fue un hombre simpático y de gran carisma, que se destacaba en las reuniones sociales. Tenía carácter fuerte y le encantaba la música clásica, que escuchaba mientras pintaba.


Sepamos mas de F.M. Campos: Nació en Buenos Aires hace ya 115 años, el 21 de agosto de 1891. Su nombre completo era Florencio de los Ángeles Molina Campos. Estudió en los colegios La Salle, El Salvador y Nacional Buenos Aires. A los 9 años comenzó a dibujar paisajes, escenas y personajes camperos que había observado durante las vacaciones que pasaba con su familia.
A los 16 años, tras la muerte de su padre, debió empezar a trabajar: fue empleado en el Correo, en la Sociedad Rural Argentina y en Obras Públicas.
Su primera exposición fue recién en 1926, a los 35 años, en la Rural; y fue visitada ni más ni menos que por el Presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, luego ferviente admirador.
Un año después, expuso en la vieja Rambla de Mar del Plata, y en 1931 viajó a Europa para exponer en París. Fue el primero de muchos viajes, pues luego fue invitado por diferentes gobiernos como representante cultural argentino.
En 1931 firmó contrato con la empresa Alpargatas para pintar los almanaques de cada año. Así lo hizo de 1931 a 1936 y de 1940 a 1945, conformando lo más difundido y lo más importante de su obra.


Sus personajes: Florencio era un gran observador del campo. Por eso se puede apreciar el gaucho con todos sus rasgos característicos (pies chuecos, boina sobre los ojos), las actividades del campo, la vestimenta de hombres y mujeres, sus ranchos, caballos y carretas, el mate y las tortas fritas. Las expresiones y el aspecto físico del paisano son tomadas con humor por el pintor y es lo que le da la magia y particularidad a sus obras. Otra característica muy propia es que siempre ubica la línea del horizonte muy abajo, y la mayoría del fondo es del cielo.
Sus personajes son los hombres de campo en sus tareas cotidianas, retratados de una manera optimista, sin resignación ni tristeza en sus rostros. Y así es como pasarán a la eternidad, a través de sus pinturas.


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