“A través de la humildad, la introspección y la contemplación
orante hemos adquirido una nueva comprensión de ciertos dogmas. La iglesia ya
no cree en un infierno literal, donde la gente sufre. Esta doctrina es
incompatible con el amor infinito de Dios. Dios no es un juez, sino un amigo y
un amante de la humanidad. Dios busca no para condenar sino para abrazar. Al
igual que la fábula de Adán y Eva, vemos el infierno como un recurso literario.
El infierno no es más que una metáfora del alma aislada, que al igual que todas
las almas en última instancia, están unidos en amor con Dios. “
Adam y Eva son solo una fabula. |
En un discurso impactante que está reverberando en todo el
mundo, el Papa Francisco declaró que:
“Todas las religiones son verdaderas, porque son verdad en
los corazones de todos aquellos que creen en ellos. ¿Qué otro tipo de verdad
está ahí? En el pasado, la iglesia ha sido muy dura con los que consideró
inmorales o pecaminosos. Hoy en día, ya no hay juicio. Como un padre amoroso,
nunca condenemos a nuestros hijos. ¡Nuestra iglesia es lo suficientemente
grande como para heterosexuales y homosexuales, para los pro-vida y los
pro-elección! Para los conservadores y los liberales, incluso los comunistas
son bienvenidos y se nos han unido. Todos amamos y adoramos al mismo Dios.”En
los últimos seis meses, los cardenales, obispos y teólogos católicos han estado
deliberando en la Ciudad
del Vaticano, al discutir el futuro de la iglesia y la redefinición de las
doctrinas y los dogmas católicos de larga data. El Tercer Concilio Vaticano II,
es el mayor y más importante desde el Concilio Vaticano II que concluyó en
1962.
El infierno y sus bestias que nos torturaran infinitamente NO EXISTEN, son solo literatura aseguro el Papa Francisco. |
El catolicismo es ahora una “religión moderna y razonable,
que ha sufrido cambios evolutivos. Ha llegado la hora de abandonar toda
intolerancia. Debemos reconocer que la verdad religiosa evoluciona y cambia. La
verdad no es absoluta o grabada en piedra. Incluso los ateos reconocen lo
divino. A través de actos de amor y caridad el ateo reconoce a Dios como bueno,
y redime su alma, convirtiéndose en un participante activo en la redención de
la humanidad. “
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