Lo primero que vamos a hacer antes de analizar
el término felicidad, para determinar que el origen etimológico del mismo se
encuentra en el latín. Así, nos encontramos con el hecho de que dicha palabra
procede del vocablo felicitas que puede traducirse como “fértil”.
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La felicidad es un estado del ánimo que supone
una satisfacción. Quien está feliz se siente a gusto,
contento y complacido. De todas formas, el concepto de felicidad es subjetivo y relativo. No existe un índice
de felicidad o una categoría que haya que alcanzar para que alguien se considere
como una persona feliz. Desde un punto de vista biológico, la felicidad es el
resultado de una actividad neural fluida, donde los factores internos y
externos estimulan el sistema límbico.
Muchos son los estudios y las
ramas científicas que se han centrado en analizar en profundidad el concepto de
felicidad y es que la misma es el objetivo que todas las personas buscamos a lo
largo de nuestra vida. En concreto, nos topamos con el hecho de que tanto la
filosofía como la antropología, la sociología o la psicología tienen como
elemento de trabajo investigar la felicidad.
Hada de la Felicidad, sthel.com |
Así mientras que la Antropología lo que
hace es investigar cómo las distintas culturas han conocido que la felicidad,
la sociología estudia lo que son los factores sociales que contribuyen no sólo
a lo que cada individuo considere como “felicidad” sino también a lograr la
misma.
Por su parte, dentro de la Psicología existe una figura, al igual que el restos de
miembros de dicha área científica, considera que la felicidad es el fruto de la
suma de lo que son las actividades positivas y las emociones positivas. En
concreto ejemplos de estas últimas serían la satisfacción, el placer corporal,
el orgullo, la alegría o el optimismo.
El ser humano suele sentir
felicidad cuando alcanza sus objetivos y cuando logra solucionar los
distintos retos que se enfrenta en su vida cotidiana. En los casos en que esto
no se logra, se produce la frustración que
lleva a la pérdida de la felicidad. Las personas que se sienten autorrealizadas y plenas
son más serenas y estables, ya que logran un equilibrio entre las cargas
emocionales y las cargas racionales.
Hay quienes creen o sienten que
la felicidad está relacionada con los bienes materiales y con el dinero.
Por eso existen frases como “El dinero no hace la felicidad, pero ayuda”.
Es que el dinero es el medio necesario para la satisfacción de las necesidades
materiales humanas; una vez que éstas están satisfechas, el individuo tiende a
buscar productos que le proporcionen mayor felicidad.
En cambio, las religiones y
la gente con preferencia por lo espiritual asocia la felicidad a un estado del
alma donde el ser se siente en paz. Este estado puede alcanzarse con una
relación personal o con el vínculo con los seres queridos.
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El amar y sentirse amado es el motor fundamental de la felicidad, -que
es la existencia misma- donde esta presente el amor de pareja, de padres, de
hijos, y hacia el entorno que el ser humano vive, la felicidad encuentra su
estado ideal.
La felicidad se logra en un estado intermedio de sistema de vida, si se
desea demasiado, no se es feliz, si se es demasiado austero, la falta de todo
hace que no podamos ser felices. Se debe crecer desde la cuna y aprendiendo a
ser feliz con las pequeñas realizaciones, como terminar la escuela, trabajar en
lo que nos agrada, iniciar la universidad, recibirse, vivir plenamente un
romance, crecer económicamente y realizarse en familia y nunca dejar de soñar.
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