La historia dice que, en aquel entonces de 1915, fue el
diputado cordobés Arturo Mateo Bas quien proyectó la ley de creación de la Caja Nacional de
Ahorro Postal con la intención de fomentar el hábito del ahorro y la previsión,
enseñanza que se materializó originalmente en las escuelas de todo el país
cuando los alumnos guardaban sus pequeños ahorros y compraban estampillas para
pegarlas en los boletines que luego eran admitidos en las filiales de la Institución y en las
agencias de correos y estafetas.
Así comenzó su derrotero con la simple denominación de Caja
Nacional de Ahorro Postal, precisamente en los tiempos en que el que se decía
con algún dejo de razón que el ahorro era la base la fortuna. De ese modo,
empezaba a perdurar en el tiempo la famosa libreta que todos alguna vez tuvimos
en nuestras manos durante los tiempos de la niñez.
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