Hijo de un taxista y una pantalonera de la tienda Gath y Chávez, tuvo una niñez pobre y violenta por los castigos físicos impuestos por su padre, un poco por rutina y otro porque era un chico rebelde. Llegó incluso segundo grado.
Fue plomero,carnicero, asalariado y levantador de quiniela antes de zambullirse en cafetines de mala muerte, rodearse de bataclanas y convertirse en lo que siempre fue: un payaso genial.
Comenzó trabajando como cómico en el Teatro de Revistas y en la radio. Más tarde fue la figura estelar de variadosprogramas televisivos encaminados al público infantil, como El Circo de Marrone, interpretando al payaso Pepitito.
Su muletilla preferida era “Cheee!”. De las tablas del bajo al varieté y de allí a la radio, formando parte de la legión del dúo Buono-striano, llegó a conocer la magia del teatro. Fueron copiosos años detrabajar entre el estudio de Radio del Pueblo y las bambalinas del Teatro Comedia y luego el templo de la comedia el Maipo, en el que compartió cartel con los grandes del género: Dringue Farías y Alberto Anchart.
Se convirtió en sinónimo del equívoco, un cómico de revistas que no usaba imprecaciones para arrancar carcajadas de la audiencia. “aunque me censuraron más de una oportunidad, lo mío no son las voces soeces. Odio las malas voces, prefiero la picardía y la doble intención”.
Si brillaba en la revista porteña no fue menor su fama cuando llegó la televisión. Los chicos repitieron porgeneraciones lo que decía ese payaso de nariz gorda y encarnada “me saco el monedero y me pongo el pongo” o el notable“cheeeee” y la notable ¡mamita querida! Cuando se “asustaba” en alguna escena o sketch.
Más de una veintena de películas y antológicas etapas teatrales a lo largo de 65 años de biografía vistosa, no alcanzan para determinar la afabilidadque prodigaba. “hago lo que puedo por ayudar. Trato de evitar que otros pibes pasen por lo que yo pasé y si lo cuento es para que mi actitud sirva y que otras personas sigan el ejemplo”.
“A ocasiones quiero hablar en serio y la gente se ríe igual”, solía mencionar José “Pepe” Marrone, quien no tenía apaños para robarle carcajadas a su público. Juanita, que lo subestimó por bruto cuando lo conoció, terminó absolutamente enamorada de ese hombre rico y sencillo.
Con Rosa, su primera esposa, tuvo a su hija Coqui. Estando casado se enamoró de Juanita Martínez, no obstante esperaron a la muertede Rosa para vivir vecinos. En 2001, una década luego del fallecimiento de Marrone, Juanita se suicidó. Pepe Marrone murió de un golpe cardíaco en Vicente López (provincia de Buenos Aires), el 27 de junio de 1990.
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