miércoles, 11 de octubre de 2017

Hoy recordamos con inmenso afecto a TITA MERELLO, una artista del pueblo, puro sentimiento y corazón.

Laura Ana Merello, “Tita”, nació en el barrio porteño de San Telmo, precisamente en la calle Defensa 715, el 11 de octubre de 1904. Su padre era cochero y extrañamente en la partida de nacimiento no figuraba el nombre de su madre. Cuatro años después de su nacimiento una mujer uruguaya llamada Ana Gianelli o Ganelli, se reconoció como su madre en la partida de nacimiento. Su padre ya había fallecido con sólo 30 años de edad.

«Yo conocí el hambre. Yo se lo que es el miedo y la vergüenza». «Mi infancia fue breve. La infancia del pobre es más breve que la del rico. Era triste, pobre y fea”. Así describió ella misma sus primeros años de vida.

No tuvo maestros. Tuvo abandono, calle y tristeza, donde forjó ese carácter, fiel reflejo de los papeles que le tocó interpretar en el teatro y en el cine. De joven decía con humor tangos reos y cuando cantaba, más de una vez desafinó. Pero tenía ángel y era aceptada por su público; así, realizó creaciones inolvidables. 


Llegó a los escenarios cuando acudió a un pedido de coristas en un teatro cercano el puerto, frecuentado por marineros, llamado "Ba ta clán",  a partir de entonces, a las coristas se las llamó "bataclanas", sinónimo de "mujer alegre". Luego se convirtió en vedette  y estrenó la obra "Leguisamo solo", de gran éxito.

Como cancionista llegó al disco en el año 1927, para el sello Odeón, con dos temas: "Te acordás reo" (de Emilio Fresedo) y "Volvé mi negra" (de José María Rizutti y letra de Fernando Diez Gómez). En el año 1929 pasó a la RCA Víctor donde grabó 20 temas, destacándose "Tata ievame p'al centro", "Che pepinito" y "Te has comprado un automóvil".


Tras varias actuaciones, su primer contacto con el denominado «teatro dramático» lo obtuvo en la obra El lazo, escrita por Claudio Martínez Paiva en los años 1920. En 1930, intervino en El conventillo de la Paloma, uno de los sainetes más populares, redactado por Alberto Vacarezza. Ahí, compuso al personaje denominado «Doce pesos».

Apareció en la primera película sonora argentina reconocida como tal, "Tango", del año 1933. En 1937 filmó "La fuga", revelándose como actriz dramática. El tango Arrabalera -del film del mismo título, basado en la obra teatral de Samuel Eichelbaum, "Un tal Servando Gómez"-, "El choclo", "Se dice de mí", "Pipistrela" y "La milonga y yo", que fuera creada especialmente para ella por el autor y compositor Leopoldo Díaz Vélez, también para una película, son emblemas de su repertorio.


Otras películas importantes de su trayectoria en el cine fueron: "Morir en su ley", "Filomena Marturano”, "Los isleros", "Pasó en mi barrio", "Guacho", "Para vestir santos", "Amorina" y muchas más. 

Volvió a los estudios de grabación en 1954, con Francisco Canaro, siendo esta su época consagratoria. Allí surgieron discos inolvidables como "El choclo", "Se dice de mí", "Arrabalera", "Niño bien", "Pipistrela" y "Llamarada pasional", este último dedicado a Luis Sandrini y del cual es autora. En las décadas del sesenta y del setenta grabó más de cuarenta temas, con las orquestas de Carlos Figari y Héctor Varela.

Sus participaciones como comentarista en Sábados circulares de Nicolás Mancera alrededor de 1968, donde cantaba y relataba anécdotas y consejos, fueron muy populares. Fue ahí donde impuso la costumbre de aconsejar a las mujeres de realizarse exámenes ginecológicos para prevenir enfermedades.


En 1984, actuó en su última pieza teatral: Para alquilar balcones, de Enrique Carreras, que contó con la actuación de Violeta Rivas, Carlos Estrada y Mercedes Carreras en el Teatro Odeón, de la ciudad de Mar del Plata. Luego de componer un rol dramático con Miguel Ángel Solá y Soledad Silveyra en Los miedos dirigida por Alejandro Doria, se retiró del cine con Las barras bravas a los 80 años de edad. En 1986, incursionó en varios ciclos de ATC (Argentina Televisora Color) y Radio Splendid

Obtuvo premios como actriz, pero lo más importante es el reconocimiento del público, que se mantiene hasta la actualidad y que la consagró como un símbolo de la mujer del tango y de Buenos Aires. Falleció a los 98 años en la Nochebuena de 2002, en la Fundación Favaloro de la Ciudad de Buenos Aires.
    

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