Es Antinatural: Nuestro cuerpo dispone de un exquisito censor de hidratación, un mecanismo
homeostático refinado durante millones de años de evolución. Si es tan poco
fiable como nos quieren hacer creer, es increíble que hayamos sobrevivido todo
este tiempo sin contar con cantimploras ni agua embotellada, toda una hazaña.-Beber
cuando se tiene sed es lo indicado, salvo alguna enfermedad-
Los estudios serios: Ese trabajo, titulado “Beba al menos ocho vasos
de agua”. ¿En serio? ¿Existe evidencia
científica? (“Drink at least eight glasses
of water a day.” Really?
Is there scientific evidence for “8 × 8” ?)
se prolongó durante más de 10 meses y llegó a algunas conclusiones, acreditadas
hasta el más mínimo detalle, que seguro no te dejarán indiferente. Entre ellas:
·
No existe documentación
científica seria que apoye la recomendación general o para todo el mundo sobre
el presunto beneficio de beber ocho vasos o dos litros de agua al día. De hecho
hay una cierta evidencia, aunque nunca como para llegar a probar el asunto, de
que NO debemos beber tanta agua como ocho vasos o dos litros al día.
·
Esa
recomendación puede resultar excesiva para un adulto medio, sano, en un clima
templado y con una vida sedentaria. En este contexto, dicho perfil sería el de
aquella persona que realiza un trabajo de oficina durante la mayor parte del
día, y que puede (o no) hacer un ejercicio moderado sin demasiada sudoración.
·
No solo no hay
evidencia de que no se deba recomendar beber tanto, si no que dicha
recomendación podría ser más perjudicial que beneficiosa si se tiene en cuenta
el riesgo de una eventual hiponatremia (bajos niveles de sodio en sangre)
potencialmente peligrosa. También hay que tener en cuenta el riesgo de
frustración cuando alguien se siente culpable por no beber lo que dicen las
supuestas ‘recomendaciones médicas’.
·
También hay
ciertas situaciones en las que se deberían recomendar mayores cantidades de
líquido que la mencionada. Ejemplos habituales serían las personas con cálculos
renales y aquellas que realizan un esfuerzo físico extremo, en especial en
ambientes cálidos.
Este ensayo no es la
única voz discordante al respecto. Sí fue la primera vez que se rebatió
seriamente, pero desde el 2002 han aparecido unos cuantos más. Así, el artículo
publicado en 2007 en la relevante revista British Medical Journal titulado Mitos sanitarios o médicos (Medical myths) también lo pone de relieve en sus
primeros párrafos, trayendo a colación precisamente la extensa y prolija
revisión antes mencionada.
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