El año pasado se registró el mayor aumento de milmillonarios de todos los tiempos, agregándose a la lista uno cada dos días”: con ese estallido verbal comienza el más reciente Informe sobre la desigualdad social publicado por la ONG Oxfam.
"El patrimonio de ese club de los milmillonarios –que actualmente tiene 2.043 miembros– aumentó en impresionantes 762.000 millones de dólares en doce meses”, sigue el documento de Oxfam con el título "Reward Work – not Wealth”. Esa suma, se agrega, alcanzaría siete veces para acabar con la pobreza extrema en el planeta.
Cuanto más súper ricos hay, peor le va a la parte más pobre de la población mundial. Y la desigualdad aumenta aceleradamente. Esa es la impresión que se lleva mucha gente cuando lee el informe de Oxfam.
¿Décadas sin reducción de la pobreza?
Pero, ¿qué sucede con los pobres? ¿No se benefician, a pesar de que cada vez más turbocapitalistas se llenan los bolsillos? Para Sam Dumitriu, del Instituto Adam Smith, con sede en Londres, no hay duda: "Las espectaculares estadísticas de Oxfam falsean la realidad. En realidad, la desigualdad global ha disminuido masivamente en las últimas décadas”. Y agrega: "Desde que China, India y Vietnam liberalizaron la economía, fortalecieron los derechos de propiedad, redujeron las regulaciones y promovieron la competencia, los ingresos de los más pobres del mundo aumentaron fuertemente”.
¿Pobres graduados de Harvard?
Tampoco a Ryan Bourne, hasta 2016 investigador en Institute of Economic Affairs, con sede en Londres, le convencen los argumentos de Oxfam. "Nadie que reflexione un poco está en condiciones de entender que en Estados Unidos haya más pobres que en China”, agrega. La razón de esa afirmación es que Oxfam recurre a cifras del Global Wealth Report del banco Credit Suisse.
Manifestaciones en Latinoamerica por la pobreza y la desigualdad. |
Ese informe del Credit Suisse se orienta por el patrimonio neto, explica Bourne. Si las deudas son restadas del patrimonio neto, hasta los graduados de Harvard pueden ser considerados pobres, ya que no es inusual que deban tomar créditos de cinco o seis dígitos para financiar sus estudios. Estadísticamente es correcto, agrega, pero nadie puede comparar seriamente a los graduados de una universidad de élite estadounidense con los pobres de este mundo.
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