Las heces de perro, que quedan en veredas, areneros de parques y plazas después de que las mascotas defecan, están lejos de ser inocuas para la salud de las personas, y en particular de los niños.
Y es que, según advierten los infectólogos , miembros de la comisión directiva de la Sociedad de Epidemiología de Córdoba, en muchos casos esas heces contienen parásitos u otros gérmenes que pueden generarles distintos tipos de infecciones a los seres humanos. Además, muchos de estos parásitos son resistentes al paso del tiempo, incluso a la lluvia, por lo cual su capacidad infectante se mantiene por períodos prolongados.
“En un estudio que se realizó en Bahía Blanca, se analizaron 180 muestras de heces caninas. El resultado arrojó que el 71 por ciento contenía parásitos de distintos tipos”, informó la médica.
Entre los más frecuentes, se cuentan la Toxocara canis y la Ancylostoma caninum, dos parásitos comunes que habitan en el intestino del perro y que, en determinadas condiciones, pueden transmitirse a los seres humanos y ocasionarles diversas enfermedades.
“Pueden generar infecciones con sintomatología muy variada, cuya gravedad depende de la edad de la persona afectada, así como de su estado inmunológico”, precisas los infectólogos, quien advirtió de que, en el caso de los niños, la Toxocara puede llegar incluso a provocar pérdida de la visión.
Y es que, aunque muchas personas que adquieren esa infección no desarrollan síntomas, cuando la larva de la Toxocara migra al ojo puede generar daños irreversibles. Pérdida de la visión, inflamación del ojo o daño en la retina pueden ser algunas de las consecuencias.
La toxocariasis visceral, a su vez, se produce cuando la larva migra hacia diversos órganos como el hígado o el sistema nervioso central. Fiebre, fatiga, tos, dolor abdominal se cuentan entre los síntomas.
Las soluciones son juegos infantiles con pisos que se puedan lavar o areneros con rejas para que no entren los perros. |
Estos parásitos ingresan al organismo por contacto de las manos con superficies contaminadas, y tras llevarlas a los ojos o la boca, o bien al tocar alimentos que son ingeridos.
Las larvas de Ancylostomas, por su parte, que pueden penetrar la piel de los pies al andar descalzo, pueden provocar cuadros digestivos y respiratorios que en general no representan un riesgo de vida, pero pueden traer complicaciones en función de la edad y el estado inmunitario de la persona.
“Entre el 75 y el 80 por ciento de los areneros están contaminados, con el agravante de que los chicos en general no se lavan bien las manos o se meten las manos en la boca”, alertó, recordemos que el fecalismo vial es un riesgo muy importante para la salud pública.
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