Hace unos años, los primeros resultados de un estudio científico liderado por Emilia Gatto, del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires, nos indicaban que el consumo del producto genera efectos beneficiosos en las personas que tienen la enfermedad. Ahora, un nuevo trabajo con financiamiento del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), comprueba que el extracto de yerba mate retrasa el deterioro de las neuronas dopaminérgicas, causantes de la enfermedad, demostrando “in vitro” un efecto neuroprotector.
Dialogamos con el autor de la investigación, Juan Ferrario, del Instituto de Investigaciones Farmacológicas (del CONICET – UBA), quien explicó que el efecto del mate “excede un mero efecto antioxidante” y que la buena noticia obtenida en el laboratorio podría ser extrapolada a seres humanos, y quizás proyectarse con fines terapéuticos.
- Se ha observado que aquellas personas que consumen mate presentan menor riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson que aquellas que no toman mate. ¿Su investigación qué busca evidenciar? ¿Cuál es el objetivo de la investigación que encabeza?
Juan Ferrario (JF) – Esto se observó en un estudio poblacional muy interesante que desarrolló la neuróloga Emilia Gatto, pero donde sólo se mostró la evidencia estadística a nivel poblacional. Nosotros empezamos después a intentar evaluar el potencial efecto protector que pudiera tener el mate en modelos de Parkinson, y empezar a buscar los mecanismos celulares por los que el mate podría ser beneficioso para una enfermedad neurodegenerativa como el Parkinson. En este sentido, Irene Taravini está muy avanzada en un estudio en ratones parkinsonianos a los que les administra mate.
Por otra parte, nosotros empezamos a estudiar en un modelo más simplificado aún que son cultivos primarios de neuronas dopaminérgicas. Este tipo de neuronas son las que mueren en la enfermedad de Parkinson. La muerte es lenta y progresiva a lo largo de la vida, por eso desde hace muchos años que se buscan sustancias capaces de enlentecer el proceso de muerte. Lo ideal sería frenarlo, algo que equivaldría a una cura, pero el sólo hecho de hacerlo más lento podría ser muy beneficioso para el paciente.
El cultivo que usamos tiene neuronas dopaminérgicas que degeneran progresivamente en las condiciones de cultivo en un periodo de 10 a 14 días, y es un modelo in vitro muy utilizado para estudiar la dinámica de muerte y sobrevida de este tipo de neuronas. Entonces lo que hicimos fue agregar al medio de cultivo un extracto de yerba mate para ver qué efecto tiene sobre estas neuronas.
Sorprendentemente, encontramos que este extracto tiene un efecto neuroprotector muy poderoso, comparable con factores de crecimiento específico para neuronas dopaminérgicas. Esto podría no sorprender porque se sabe que los agentes antioxidantes son naturalmente neuroprotectores, y el mate tiene sustancias antioxidantes muy poderosas, pero de todos modos, a pesar de que fuera esperable, observarlo es muy bueno y alentador.
Sin embargo, hay que tomar nuestros resultados como “algo más” para pensar que el mate puede ser beneficioso contra el Parkinson. Es decir, sumar esto a la capacidad antioxidante del mate, y la evidencia poblacional que publicó la investigadora Emilia Gatto hace 2 anos.
La ciencia se basa en la acumulación de evidencias, preferentemente por distintos métodos y actores, y nosotros aportamos ahora una evidencia muy fuerte.
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