9 DE JULIO DÍA DE LA INDEPENDENCIA
Hoy, 9 de julio, festejamos el día de la Independencia. En 1816,
luego del camino iniciado por la Revolución de Mayo en 1810, el país proclamó
en un Congreso en Tucumán la existencia de una nación libre e independiente de
España, abriendo un largo proceso de unificación nacional.
Luego de la Revolución del 25 de mayo de 1810, el camino hacia la
independencia nacional estaba trazado: la ruptura de los lazos coloniales con
España en 1810 no hicieron más que cristalizar un movimiento liberador que
venía buscando, desde 1806, mayor participación política y económica de los
criollos.
Hacia el Día de la Independencia: En 1810, América del Sur estaba fragmentada en dos bandos: los
revolucionarios y, por otro lado, los leales al Consejo de Regencia, llamados
“realistas”. Los revolucionarios buscaban más autonomía dentro del sistema
colonial hasta que volviera el rey y muy pocos se inclinaban por la
independencia en sus inicios. Por eso las juntas se hicieron en nombre de
Fernando VII, el rey preso.
Sin embargo, cuando los revolucionarios intentaron sumar a los
realistas a su determinación, comenzaron las guerras entre ambos mandos, cuyo
resultado sería la independencia de los dominios coloniales en América. España
no intervino porque se encontraba ocupada por los franceses y luchando por su
propia independencia. La guerra no tuvo un mando único, cada gobierno americano
siguió sus propias decisiones.
En el Río de la Plata, la Banda Oriental –lo que hoy es Uruguay- y el
Litoral empezaron a defender su autonomía y a desafiar la postura centralista
de Buenos Aires. Es por ello que, en la Asamblea de 1813, otro importante
antecedente de la independencia, los representantes orientales no fueron
aceptados cuando se convocó a un congreso para organizar al Río de la Plata. En
la Asamblea, la mayoría revolucionaria era partidaria de declarar la
independencia. Sin embargo, no se animaron a dar ese paso, a causa de los
acontecimientos que se daban en Europa.
En efecto, en 1814, el rey Fernando VII fue liberado justo después de
que Rusia, Austria, Prusia, Suecia, Portugal, España y Gran Bretaña
constituyeran una gran alianza que derrotó a Napoleón. Así, las monarquías
absolutistas resultaron grandes vencedoras y declararon que cualquier gobierno
surgido de una revolución era ilegítimo. Sin embargo, ya desde 1813 los
revolucionarios estaban bien encaminados en América del Sur: Bolívar
reconquistó Caracas e instaló la segunda república venezolana; los
revolucionarios del Río de la Plata triunfaron en la batalla de Salta sobre los
realistas. Y San Martín ya estaba formando el Ejército de los Andes, con el
objetivo de liberar los territorios de Chile y Perú.
Por su parte, el enfrentamiento entre Buenos Aires y los seguidores de Artigas, máximo líder de la Banda Oriental, se agudizó: el Litoral y la Banda Oriental formaron la “Liga de los Pueblos Libres” y se separaron del resto de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por su parte, Paraguay, que había dejado de ser realista, se desvinculó completamente del resto y se mantuvo aislada.
A fines de 1815, la situación de los revolucionarios era desesperada.
Venezuela y Colombia fueron reconquistadas por los realistas. Sólo el Río de la
Plata seguía en pie, amenazado desde Chile y el Alto Perú. A nivel
internacional, la situación era preocupante: Austria, Rusia y Prusia habían
formado la Santa Alianza para defender a los absolutismos y apoyaban a Fernando
VII en su búsqueda de recuperar su imperi.
En medio de esa gran emergencia, en 1816 las Provincias Unidas
decidieron convocar a un nuevo congreso, que se reunió en Tucumán para decidir
qué hacer. Todas las provincias de la Liga de los Pueblos Libres (Banda
Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe) no lograron participar
del encuentro, ya que sus representantes fueron aprisionados por el Directorio
unitario instalado en Buenos Aires.
Una sola provincia de ideas federalistas pudo hacer llegar a sus
representantes: Córdoba. Los territorios de la Patagonia, Comahue y el Gran
Chaco se encontraban bajo el dominio de los llamados pueblos originarios. El
Congreso se inició el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados, en
una casa en San Miguel de Tucumán, alquilada a Francisca Bazán de Laguna, hoy
Monumento Histórico Nacional.
Cabe destacar que, pese a una hegemonía de representantes de todas las
provincias partidarias del centralismo porteño, el Congreso expresó en gran
parte intenciones federales mantenidas por José de San Martín, Manuel Belgrano
y Bernardo de Monteagudo. Luego de acaloradas discusiones, el Congreso del 9 de
julio de 1816 proclamó la declaración de independencia argentina respecto de
España y de toda otra dominación extranjera.
El acta de la Independencia fue firmada por todos los congresales que declararon la Independencia. Se tradujo al quechua y al aymará para que la conocieran las poblaciones indígenas. Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros Diputados Secretarios.
El acta de la Independencia fue firmada por todos los congresales que declararon la Independencia. Se tradujo al quechua y al aymará para que la conocieran las poblaciones indígenas. Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros Diputados Secretarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario