miércoles, 8 de agosto de 2018

Desesperación y muerte: América Latina tiene la segunda tasa regional más alta de embarazos de adolescentes en el mundo, informe 2018 de Naciones Unidas.


Se estima que el 15% de todos los embarazos en América Latina ocurren en niñas menores de 20 años y 2 millones de niños en la región nacen de madres de entre 14 y 19 años cada año. En general, las tasas de embarazo adolescente “disminuyeron levemente” en las últimas tres décadas. Pero los embarazos entre los adolescentes menores de 15 años están en aumento.

La alarmante tendencia de embarazo adolescente en Latinoamérica recae en severos problemas. El primero, la escolaridad. El informe señala que las adolescentes que solo tienen educación primaria o no tienen ninguna educación tienen hasta cuatro veces más probabilidades que las niñas con educación secundaria o superior de tener hijos. Del mismo modo, las niñas de hogares pobres tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de quedar embarazadas que las niñas de familias más ricas.
Prostitución de menores y embarazo.

El segundo problema lo constituye la mortalidad materna. Una de las principales causas de muerte entre las niñas de entre 15 y 24 años en la región. En 2014, aproximadamente 1.900 adolescentes murieron como resultado de complicaciones durante el embarazo, el parto o después del parto. A escala mundial, el riesgo de muerte materna se duplica en las madres menores de 15 años. Otros riesgos físicos y posibles consecuencias de los embarazos de adolescentes incluyen eclampsia, daño al piso pélvico y parto prematuro.

Los “pilares” del embarazo adolescente en Latinoamérica.


Algunas de las razones detrás de las altas tasas de embarazo adolescente en Latinoamérica son la educación sexual deficiente y la prevalencia del matrimonio infantil, según el informe. La falta de recursos en muchas comunidades hace mella. En primer lugar, las jóvenes no tienen la información correcta sobre cómo prevenir embarazos. Y mucho menos sobre cómo protegerse de contraer enfermedades.
Pobreza, hambre y embarazo.

El informe pone la lupa también en el tema educativo. Las niñas que quedan embarazadas son más propensas a abandonar la escuela. Por consiguiente, el impacto en sus oportunidades económicas es directo. Asimismo, en su capacidad para mantenerse a sí mismas y a sus hijos. Por ende aún es costumbre las presiones sociales. Fundamentalmente para que estas niñas se casen con el padre de sus bebés cuando todavía son niños.
Las niñas que se destacaron en el informe provenían principalmente de familias pobres. Y muchas viven en las afueras de las ciudades o en áreas rurales o semirrurales. Estas chicas tendían a tener bajos niveles de educación. Incluso algunas nunca habían asistido a la escuela. Una gran proporción de las niñas que habían estado en la escuela y quedaron embarazadas no regresaron regresado a la escuela después de dar a luz. En Perú, por ejemplo, el 77% de las niñas que quedaron embarazadas habían abandonado, y en Guatemala la tasa saltó al 88%.

Violencia sexual y obstétrica

Pero el drama del embarazo adolescente en Latinoamérica se hace más doloroso cuando entran en juego la violencia sexual y la obstétrica. Ambas están yendo va de la mano con los embarazos de adolescentes en la región según el informe.
El particular tiene casos recientes. A principios de este año, una sobreviviente de violación de 14 años en Paraguay murió durante el parto mientras los médicos realizaban una cesárea de emergencia. Otra de las aristas la recuerda la prestigiosa revista médica The Lancet, que recuerda que la mortalidad de las madres en Venezuela en los últimos años ha aumentado un 65% y la mortalidad infantil, en un 30%.
Ambas miradas son recordatorios de la preponderancia de embarazos entre adolescentes y sus consecuencias terribles.

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