EL FERROCARRIL DEL SUD. En la mitad del siglo XIX, una compañía de capitales británicos construyó una red de ferrocarriles en la República Argentina y la operó hasta 1948. La compañía se llamaba Buenos Aires Great Southern Railway (BAGS), fue fundada por Edward Lumb en 1862 y su primer gerente general fue Edward Banfield.
Casi 3 años fueron empleados en la construcción de las obras que eran necesarias para poner en marcha el servicio, adecuar el material rodante que se había traído de Inglaterra, capacitar al personal y otros menesteres, por lo que recién el 14 de agosto de 1865, el servicio se puso en marcha. La red de vías comunicaba los pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires con la capital, y permitía que los productos agrícolas alcanzaran los puertos de Buenos Aires, Necochea y Bahía Blanca.
La compañía y sus subsidiarias poseían y operaban instalaciones de manejo de granos, un campo de frutas experimental en Cinco Saltos (en el Alto Valle del Río Negro), una estación de energía en Bahía Blanca, la Compañía Argentina de Distribuidores de Frutas, el Club Hotel de la Ventana, y un hotel con campo de golf en Miramar. La compañía construyó también el Puerto Ingeniero White, uno de los puertos más importantes de Bahía Blanca.
En 1908 había instalado dos elevadores de granos para adecuar sus servicios frente al incremento del tráfico de granos, y construyó un embarcadero para proporcionar atraque para cuatro buques de vapor. Junto con las otras compañías de ferrocarriles de capitales británicos, la empresa tenía participación en la Compañía Ferrocarriles de Petróleo en Comodoro Rivadavia, cuyos pozos proveyeron una gran cantidad del fuel oil utilizado por los ferrocarriles.
La empresa además controlaba y operaba el Dock Sud en la boca del Riachuelo. Los últimos años de la década del ´20 marcaron el pico de la prosperidad de la compañía. Para 1930, la compañía se había convertido en una gran empresa, probablemente la mayor de su tipo en el hemisferio sur, con más de 8.000 km de vías mayormente de trocha ancha (1,676 m), 504 estaciones, 857 locomotoras a vapor, 955 carruajes, 16.602 vagones y más de 30.000 empleados, por lo que su influencia en la vida y desarrollo de la provincia de Buenos Aires fue considerable.
Sin embargo, poco después comenzaron a sentirse los efectos negativos de la devaluación progresiva del peso moneda nacional, el incremento de los costos laborales y la creciente competencia del transporte automotor y justo en esa época, aparecieron los vientos de la nacionalización impulsados por el presidente Juan Domingo Perón. Los ingleses, en 1948 le vendieron su empresa al Estado Argentino, que la rebautizó Ferrocarril General Roca, en homenaje al presidente que más había hecho por la recuperación y el desarrollo de la Patagonia.
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