El Papa Francisco propuso poner la red mundial de universidades eclesiásticas al servicio de un “diálogo auténtico capaz de extinguir el odio, de abandonar egoísmos y referencias a sí mismos, de superar los deseos de poder y de abrumar a los más débiles y a los últimos”.
Según explicó el Pontífice en una carta que envió al Gran Canciller de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, Cardenal Angelo De Donatis, esa propuesta “no significa alterar el sentido institucional y las tradiciones consolidadas de nuestras realidades académicas, sino más bien orientar su función en la perspectiva de una Iglesia más marcadamente ‘en salida’ y misionera”.
El Papa Francisco propuso poner la red mundial de universidades eclesiásticas al servicio de un “diálogo auténtico capaz de extinguir el odio, de abandonar egoísmos y referencias a sí mismos, de superar los deseos de poder y de abrumar a los más débiles y a los últimos”.
Según explicó el Pontífice en una carta que envió al Gran Canciller de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, Cardenal Angelo De Donatis, esa propuesta “no significa alterar el sentido institucional y las tradiciones consolidadas de nuestras realidades académicas, sino más bien orientar su función en la perspectiva de una Iglesia más marcadamente ‘en salida’ y misionera”.
En este sentido, afirmó que “el deseo de paz que surge de la familia humana siempre ha visto a la Iglesia prodigarse en hacer todo lo posible para contribuir a liberar hombres y mujeres de las tragedias de la guerra y aliviar sus peligrosas consecuencias”.
“Esta intención presupone sobre todo un esfuerzo educativo para escuchar y comprender, pero también para conocer y estudiar el patrimonio de valores, nociones y herramientas capaces de romper las tendencias al aislamiento, al cierre y a lógicas de poder que son portadoras de violencia y destrucción”, señaló.
El Pontífice defendió que “es posible enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo con una capacidad de respuesta adecuada en los contenidos y compatible en el lenguaje, sobre todo al dirigirse a las nuevas generaciones. Ésta es, pues, la tarea que nos ha sido encomendada: encarnar la Palabra de Dios para la Iglesia y para la humanidad del tercer milenio”.
“Ante esta tarea espero que, en el servicio diario a la Sede de Pedro toda la comunidad universitaria lateranense –profesores, estudiantes y personal– se sienta involucrada en arrojar las semillas de la cultura de la paz. Una tarea que comienza con la escucha, el profesionalismo y la dedicación, siempre acompañados por la humildad, la mansedumbre y la disposición a hacer todo para todos”, concluyó el Papa Francisco.
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