Suele
decirse que cada acto tiene una consecuencia. Y la falta de uso -o el mal uso-
del preservativo no es la excepción: el regreso de enfermedades del pasado es
una de ellas. Según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, de los 3.875 casos de sífilis notificados en
2011, en 2017 el número llegó a 11.709.
El dato puso en alerta a las autoridades
sanitarias, ya que se trata de una tendencia que va en aumento y la mayoría de los infectados son jóvenes de
entre 17 y 30 años, aunque el diagnóstico aparece también en
personas de mayor edad.
La sífilis es
una enfermedad de transmisión sexual producida por una bacteria (Treponema
Pallidum), que se transmite por
relaciones sexuales (vaginales, anales u orales) sin
preservativo con una persona infectada. También existe lo que se denomina transmisión vertical, que es la que
ocurre de madre a hijo durante la gestación.
Se diagnostica a partir de un análisis de sangre y se trata
con un antibiótico (penicilina). Los
síntomas aparecen 20 días después de que el virus entre al organismo y presenta
varios estadios. "La sífilis primaria se diagnostica por la presencia
del chancro -o llaga- que se puede ubicar en el pene, ano, vagina o boca.
Es importante puntualizar que el
chancro no duele de ahí que en algunas ubicaciones puede pasar
inadvertido. En la sífilis secundaria aparecen lesiones en la piel que ocupan
todo el cuerpo y que son contagiosas, al igual que el chancro". Así lo
explicó el médico infectólogo Javier Altclas (MN 61105), quien insistió:
"Si no se trata en estos estadios mencionados, pasa a otros llamados
latentes tempranos y tardíos, al continuar la enfermedad sin tratamiento luego
de un tiempo prolongado, que pueden ser varios años, aparece la sífilis
terciaria, que en este estadio presenta complicaciones graves".
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