Los meses de abril y mayo son los elegidos para que los campos de amapolas en España alcancen su mayor
esplendor, creando de esta manera un espectáculo natural dominado por colores
tan vibrantes y característicos de este tipo de flores tal y como pueden serlo
el rojo, amarillo, naranja y violeta.
Considerando que son plantas se sencilla reproducción y que se adaptan
de manera eficaz a diferentes temperaturas, lo cierto es que sus formas
acampanadas y casi que esféricas son particularidades que ayudan a que se
mantengan como plantas realmente cautivantes.
El hecho de que duren muy poco en flor, no más de dos o tres semanas, y
que cada amapola pueda llegar a producir unas 20.000 semillas de menos de un
milímetro que crecerán meses después con tan solo un poco de agua, respaldan el
que compitan con algunas plantaciones ya veces sean vistas como hierbas malas.
En esta nación estas flores se identifican con el nombre de dormideras,
asimismo allí están todas las condiciones para que dicho territorio se
posicione como el segundo país a nivel mundial productor de amapolas. Es así
como en Treviño y en los Valles Alaveses pueden
encontrarse varias hectáreas de estos encantadores campos.
De otro lado, en Toledo, más exactamente en las afueras de Polán y en La
Bureda (Burgos) se alzan cuantiosas extensiones de estas pintorescas amapolas
en flor listas para ser grabadas en las memoria o mejor aún para ser plasmadas
en una fotografía digna de conservarse para siempre.
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