La atmósfera actual de Marte contiene una gran cantidad de CO2, pero la investigación que ha patrocinado la NASA para conocer hasta qué punto sería posible llevar a cabo en el planeta rojo el proceso de terraformación ha llegado a la siguiente conclusión: la atmósfera de Marte es demasiado fría y delgada y no podría soportar el agua en estado líquido, lo que sería esencial para que hubiera vida.
Aunque los científicos consideran que el planeta rojo es un desierto sin vida, todos los descubrimientos que se llevan a cabo sobre sus características siempre despiertan un gran interés. Por ejemplo, así fue hace poco cuando se descubrió que debajo del hielo situado en el polo sur existe un lago de agua salada que permanece en estado líquido.
El estudio sobre la idea de la terraformación en Marte, teniendo en cuenta los conocimientos actuales que se tienen sobre el planeta, fue llevado a cabo por Bruce Jakosky y Christopher Edwards, de la Universidad de Colorado Burden y la Universidad de Arizona, respectivamente.
Marte tuvo un campo magnético
La mayoría de los científicos están de acuerdo en que el planeta rojo tuvo hace mucho tiempo un campo magnético que protegía su atmósfera, como ocurre en la Tierra.
Sin embargo, el campo magnético de Marte desapareció hace unos 4.200 millones de años. El planeta quedó entonces a merced de los vientos solares y pasó de ser un entorno seguro y cálido al desierto inhóspito y helado que conocemos hoy en día.
El plan de terraformación consistiría en liberar los gases que se encuentran en los casquetes polares y en las rocas, con lo que la atmósfera sería más densa y todo el planeta se calentaría. De este modo se podría conseguir que el agua permaneciera en estado líquido sobre la superficie.
El gas de efecto invernadero que se encuentra en Marte en suficiente cantidad como para poder producir algún calentamiento notable es el CO2, por eso los científicos se centraron en su estudio.
CO2 y tecnología insuficientes
Los investigadores utilizaron todos los datos referentes al CO2 del planeta rojo, recopilados durante los últimos años por las sondas espaciales y los rovers, tanto del gas que está disponible sobre la superficie marciana como del que se encuentra en los depósitos subterráneos. Además, también se producen emisiones de CO2 al espacio.
Los autores del estudio llegaron a la conclusión de que el CO2 disponible solo podría multiplicar por tres la actual presión atmosférica, lo que supondría una quinta parte de lo necesario para que el planeta rojo pudiera ser habitable. El incremento de temperatura no llegaría a los 10 grados. Por otro lado, el CO2 que se encuentra en los depósitos subterráneos no es accesible en su gran parte, por lo que no se puede dirigir hacia el exterior.
Así entonces, los investigadores concluyeron el estudio con esta afirmación: “Para terraformar el planeta rojo utilizando todo el CO2 sería necesario emplear tecnologías mucho más avanzadas que las que disponemos en la actualidad”.
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