Es
el residuo que más se ha incrementado en los últimos años en el Área
Metropolitana de Buenos Aires, inunda ríos y arroyos y los vaivenes en los
precios del petróleo hacen que la recuperación del material no sea tan
atractiva. Se trata del plástico, que, aunque tiene altos porcentajes de
reciclado, muestra bajos índices de reutilización.
En Argentina se reciclan 225.000 toneladas de
plástico por año, lo que se traduce en el 24% del material disponible, según las cifras de la
industria y lo que significa que el no se conoce el destino del 76% restante.
Posiblemente van con la basura domiciliaria hacia los rellenos sanitarios,
aunque buena parte termina en el ambiente.
El problema es de tal magnitud que este año la ONU
lo dedica a luchar contra la proliferación de los residuos plásticos y
advierte: "si las formas de consumo y de gestionar los desechos no
cambian, tendremos unos 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos en
el año 2050".
La
Ciudad de Buenos Aires generó, en 2015, 1.153.38 tn de residuos, poco más de
143.000 toneladas fueron plásticos (el 13%), según un informe elaborado por la
Facultad de Ingeniería de la UBA.
"Con respecto a los plásticos, el sector de envases PET (botellas) que
hace años tenía un porcentaje de recolección de aproximadamente 30% o 35%, hoy
ese porcentaje no pasa del 20% o el 25%", explica Carlos Briones, experto
del sector. Y da varias razones: "En principio hubo variaciones en el
precio del petróleo que hoy está a 80 dólares por barril.
Eso hizo bajar los
precios de los commodities, por lo tanto bajo el precio de las botellas post
consumo, y los recuperadores no las levantan, aun aumentando los precios, no
hemos podido conseguir un aumento en la recolección. Otro factor importante es
el alto costo de los fletes, ya que las botellas tienen mucho volumen y poco
peso y los fletes han subido más de lo normal", explicó.
Los residuos plásticos, una vez que se degradan, quedan
como nanopartículas en el agua. Estos químicos son consumidos por los peces, los cuales
son, a su vez, una de nuestras fuentes de alimentación. Y se suman las bolsas
plásticas que, por su bajo peso, se esparcen en desagües y en el ambiente, y
llegan al agua en donde tardan miles de años en degradarse. El mes pasado
circuló un video de un buzo nadando entre bolsas así como una tapa
de la revista National Geographic que impactó
por su mensaje.
El
estudio de la FIUBA sostiene: "Del análisis de la composición, se observa
que el componente plástico presenta un crecimiento sostenido durante los
últimos 35 años reemplazando materiales de embalaje y envases, tales como
metales ferrosos y vidrios, debido a su menor peso, mayor versatilidad y
mayores condiciones de seguridad".
Para la Fundación Vida Silvestre Argentina, el desafío de los plásticos recae en el tiempo que tarda en degradarse
el material. "Los residuos sólidos de plástico,
vidrio o el material de embalaje tardan mucho tiempo en degradarse, o no lo
hacen nunca. Por eso quedan flotando en el océano, suspendidos como verdaderos
mares de plástico.
Estas masas de desechos, que son arrastradas por las
corrientes marinas, son altamente contaminantes y suponen un potencial peligro
para la fauna de la zona (delfines, tortugas y aves marinas), que confunde los
plásticos con alimento, produciéndoles obstrucciones gastrointestinales,
enfermedades y hasta la muerte", sostiene la ONG que realizó el año pasado
un censo de este tipo de residuos en las costas bonaerenses y el 80% de lo que recolectaron eran plásticos.
Para Ecoplas, una entidad que investiga y reúne a empresarios
del plástico, falta una política de incentivo al reciclaje. "Para que el
reciclaje de materiales sea una realidad, es necesario un esfuerzo conjunto de
toda la cadena, incluso consumidores, para promover la valorización de ese
mercado y también de los productos reciclados", indicaron en la entidad.
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