Los
resultados indican que la reorganización donde se cultivan ciertas variedades
de uva podría reducir a la mitad las pérdidas potenciales de las regiones
vitivinícolas bajo 2 grados de calentamiento y reducir las pérdidas en un
tercio si el calentamiento alcanza los 4 grados, según un estudio publicado en
Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los
científicos sospecharon durante mucho tiempo que la diversidad de
cultivos es clave para hacer que la agricultura sea más resistente al cambio
climático , y las uvas para vino ofrecen una oportunidad única para
probar esta suposición. Ambos son extremadamente diversos: hay más de 1.100
variedades diferentes plantadas hoy, que crecen en una amplia gama de
condiciones, y bien documentados, con datos de cosecha que se remontan a siglos
atrás. Las uvas de vino también son extremadamente sensibles a los cambios de
temperatura y temporada que vienen con el cambio climático.
"De
alguna manera, el vino es como el canario en la mina de carbón por los efectos
del cambio climático en la agricultura, porque estas uvas son muy sensibles al
clima", dijo el coautor Benjamin Cook, del Observatorio
de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia y el Instituto
Goddard de la NASA. para estudios espaciales.
Asimismo,
Cook y sus colegas investigaron si la utilización de esta amplia diversidad de
uvas para vino podría ayudar a construir resiliencia. Sus hallazgos pueden
ayudar a otras áreas de la agricultura a adaptarse a un mundo en calentamiento
Los
investigadores, liderados por Ignacio Morales-Castilla en la Universidad de
Alcalá en España y Elizabeth Wolkovich en la Universidad de British Columbia, Vancouver,
se centraron en 11 variedades de uva de vinificación, en función de su
diversidad en el tiempo de desarrollo, un rasgo clave para la adaptación
climática.
Los
investigadores seleccionaron cabernet sauvignon, chasselas, chardonnay,
garnacha, merlot, monastrell (también conocido como mourvedre), pinot noir ,
riesling, sauvignon blanc, syrah y ugni blanc.
Para
las 11 variedades, el equipo usó archivos de vinter e investigadores para
construir un modelo para cada uno de los cuales florecería, florecería y
maduraría en las regiones vitivinícolas de todo el mundo en tres escenarios de
calentamiento diferentes: 0, 2 y 4 grados de calentamiento. Luego utilizaron
las proyecciones del cambio climático para ver dónde serían viables esas
variedades en el futuro.
Los
investigadores señalan que las prácticas de manejo como el aumento del riego y
el uso de paños de sombra también pueden ayudar a proteger las vides, pero solo
a niveles más bajos de calentamiento.
En
última instancia, la efectividad de cualquier estrategia depende de que los
productores tengan las opciones y los recursos para adaptarse a escala local, y
de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el
calentamiento global, concluyeron los autores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario