Falta de azúcar en la dieta: Lo primero que salta a la vista es que en Asia no
había un habitual consumo de azúcar refinado, no es habitual ni común la
presencia del azucarero en la mesa y tampoco hay gran tradición de postres, ni
en todas las comidas se termina con «algo dulce», esa es una característica
cultural que hace unos siglos les daba ventaja sobre los occidentales y que
poco a poco han ido perdiendo.
En una dieta con bajo
contenido en azúcar (fructosa),
no hay resistencia a la insulina y el consumo de hidratos no tienen porqué
llevarnos a un síndrome metabólico. Cuanta más carga glucémica tengan los
alimentos mayor requerimiento de insulina y mayor es el almacenamiento de grasa
(tanto de grasas ingeridas como de
hidratos de carbono).
Lo que nos lleva a la segunda razón.
– Alimentos de baja carga glucémica:
el arroz que nosotros conocemos como integral tiene una carga glucémica de 11,
en el arroz blanco sube a 15, si los comparamos con la famosa harina de trigo
refinada con 50 de carga glucémica, tenemos claro que a misma cantidad de arroz
y harina o sus derivados, lo que va a requerir más insulina son los derivados
refinados del trigo.
Además suelen acompañar el
arroz con vegetales ya sean crudos o «al dente» y semillas, con especias que
ayudarían a bajar aún más la carga glucémica y con ello la necesidad de
insulina. Por no hablar de lo que en Asia se considera «porción» a un cuenco
pequeño por persona. Las raciones escasas y comer despacio (en eso ayudan los palillos) son otras
características de su cultura tradicional.
Alimentación anti-inflamatoria:
Estas poblaciones tradicionalmente y a pesar de
su alto consumo de hidratos tienen una carga calórica relativamente baja, comen
poca cantidad y suelen consumir pescados como el salmón, aceites derivados del
pescado y mariscos lo que hace que su
ratio omega 6: omega 3 esté muy equilibrado y esto
también supone menor inflamación celular y una mayor sensibilidad a la
insulina.
Concluyendo: no
hay motivos para temer a la obesidad y diabetes, si no consumimos hidratos de
carbono de alta carga glucémica. Y pueden consumirse los hidratos adecuados en
la cantidad necesaria, que aumentamos cuando la actividad física aumente. La
razón primera de estos hidratos en nuestra dieta es el aporte de energía, ya
que nutricionalmente son poco interesantes. Personas con poca actividad física
deberían primar el consumo de hidratos de carbono con mayor aporte de
nutrientes (hortalizas y verduras, sobre todo de hoja verde) y aquellos más
activos pueden (y deben) tomar más cantidad de arroz, quinoa, trigo sarraceno,
patata…etc.
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