El origen de los
asentamientos (también conocidos como Villas de Emergencia), en la
Capital Federal, está asociado al proceso de industrialización del país,
desencadenado en la década del 30. En esos años aparecen las primeras villas en
la zona portuaria de Buenos Aires, integradas por migrantes del interior que
llegaron a la ciudad detrás de un puesto de trabajo.
La Villa 31, en Retiro, nació como iniciativa del Gobierno, que empezó a construir
allí viviendas precarias para albergar a inmigrantes europeos de escasos
recursos, especialmente de origen italiano, recuerda la
especialista en sociología urbana VICTORIA MAZZEO. Después se sumaron al barrio las casillas prefabricadas donde vivían los
obreros del ferrocarril. Luego, en los años 50,
se multiplicaron estos asentamientos en el Bajo Flores, alterando notablemente
la fisonomía de algunos barrios del Sur.
A
partir de entonces, la evolución de la población residente en villas de
emergencia, presenta cuatro períodos bien diferenciados. El primero, entre 1962
y 1976, cuando se quintuplica la cantidad de gente que vive en villas (pasa de 42.000 a 213.000), los valores más altos en la historia de la ciudad, explica Mazzeo. En el segundo período, en el marco de una política de
erradicación de villas impulsada por el gobierno militar de los 70, , las
topadoras del brigadier OSVALDO CACCIATORE avanzaron sobre las casillas,
erradicando quince villas y reduciendo la cantidad de residentes de 213.000 a 37.000.
Esta violencia fue
motivo suficiente para que, entrada la democracia, el nuevo gobierno apurara
una política reparadora, con un marcado perfil integrador. Así, en la tercera
etapa, que recorre los años 80, la población de las villas creció un 42% y se
radicaron muchos otros asentamientos. El cuarto período se inicia en 1991,
llega a nuestros días y en él, se duplica la cantidad de residentes y se
sumaron ocho villas más al cuerpo urbano.
VILLAS de EMERGENCIA HOY EN ARGENTINA-
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