No siempre los "enemigos" en nuestra vida
son situaciones o personas de nuestro entorno. Muchas veces nuestra mente, nuestros
pensamientos (aunque no los compartamos con nadie) son los que nos generan
trabas, dificultades o directamente nos hacen actuar en contra de lo que
deseamos; la mayor parte de las veces por temor, por inseguridad o por viejas
heridas que aún no han sanado.
Pero así como
pueden generarnos esas dificultades, también pueden transformarse. Por eso existen quienes
sostienen que las autoafirmaciones positivas tienen la capacidad de generar
mejores realidades. A veces no nos damos cuenta del poder
que tienen nuestros pensamientos en este sentido, pero si logramos tomar
conciencia de lo que constantemente nos decimos en nuestro diálogo interno y
entender cómo algunas de esas cosas no nos dejan avanzar, podemos cambiarlas de
un modo más positivo para nosotros.
En esta nota
podrás conocer algunas de las maneras más comunes en que podrías convertirte en
tu peor enemigo. El desafío es que te encuentres a ti como el mejor compañero que
podrías pedirle a la vida: capaz de abrazarte, aceptarte, perdonarte y
permitirte lo mejor.
Pensamiento negativo frecuente:
Nuestros pensamientos crean la realidad porque condicionan cómo miramos
el mundo que nos rodea e incluso a nosotros mismos. Por eso, si pensamos
constantemente en negativo, posiblemente nos sea más difícil ver lo positivo de
todas las situaciones. Esa negatividad es como un círculo vicioso que nos
intoxica a nosotros y a las personas que nos rodean. Puede hacernos no ver
oportunidades o dejar de lado el optimismo.
Autoboicots:
Autoboicotearse es algo que pasa mucho, sobre todo
por miedo a lo desconocido. Nuestra mente quiere mantener las cosas como están,
aunque no nos gusten o hagan bien, porque cambiar siempre implica un movimiento
y eso, ¡aterra! Puede pasar que incluso cuando nos animamos a hacer algo que
nos gusta o simplemente las cosas nos salen bien, pensemos que estamos
haciéndolo mal o desconfiemos de que sea real.
Autocrítica
constante:
Algo que nos convierte en un enemigo íntimo es la
autocrítica constante, el estar permanentemente juzgándonos por lo que hacemos,
sentimos o pensamos porque consideramos que no es "lo que debería
ser". El ejercicio es intentar dejar atrás esos patrones que nos limitan.
Las trabas están en nuestra mente.
Pereza:
Estar constantemente con pereza para hacer cosas,
incluso lo que nos gusta, nos convierte a largo plazo también en enemigos de
nuestro deseo. Nos deja en un lugar de comodidad y no nos permite probar nuevas
experiencias que nos hagan expandir nuestro ser.
Negar
la intuición:
No hacerle caso a lo que sentimos; actuar de forma
contraria a eso, simular que pensamos una cosa pero en verdad sentimos otra,
también es actuar contra nosotros mismos. Ser auténticos lo máximo posible es
el mejor camino para convertirnos en nuestros mejores compañeros porque siempre
iremos tras aquello que nos haga sentir felices.
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