A la Madre Teresa
de Calcuta: ¿con
qué ánimo recogía los enfermos terminales de los basurales del mundo? ¿Quién
pone sus manos en sus llagas y se arroja al río insondable de sus gemidos?
¿Quién depone su paz, su tranquilidad por calmar y aplacar el horror solo con
los pétalos de rosa de su corazón?
Además, sin recursos, herramientas o armas que valgan salvo todo el amor del mundo, de amor a Dios, inexistente ya en aquel hombre o mujer, niño y joven, que sufren y se desangran.
Pero, el significado mayor de la vida de la Madre Teresa de Calcuta es que los santos no son de otra época, ni de un tiempo ya pasado, y que ahora ya no existen. Sino que son de siempre y de todo tiempo. Pero también que son necesarios, urgentes e imprescindibles en la vida y mucho más en la sociedad contemporánea.
Por tales razones la Madre Teresa vivirá por siempre entre nosotros. Ya parte de nosotros es ella, lo mejor de nosotros cuando hacemos el bien. Y de lo que se trata es de seguir en algo su ejemplo.
Y de hacer que inspirados en todo ello broten más Flores del Paraíso, como lo es también este libro.
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