domingo, 14 de junio de 2020

VINOS ORGÁNICOS EN ARGENTINA de primera calidad-


El avance de los vinos orgánicos es un fenómeno global que atraviesa a todas las categorías de esta bebida: pasó de representar el 1.5% del consumo de vino mundial en 2013 a ser el 2.6% en 2018, y se espera que ese crecimiento se sostenga hasta alcanzar en 2023 el 3.5%. En sintonía con esa demanda, la Argentina ha incrementado y diversificado su producción de vinos orgánicos: cada vez son más las bodegas que certifican sus viñedos y sus etiquetas, en un proceso que alcanza tanto a los pequeños como a los grandes productores.
 En el auge de la demanda global de vinos orgánicos confluyen diferentes tendencias, muchas de las cuales exceden al mundo del vino. “Hay una disposición a alimentarnos de manera más saludable, a conocer qué estamos comiendo o tomando, y los productos orgánicos en general y el vino en particular significan una garantía en ese sentido. Además, el vino orgánico es más amigable con el medio ambiente y refleja más claramente la uva y el lugar del que proviene”, explica Mauricio Castro, coordinador de Vinodinámicos, organización que agrupa a viticultores que producen vino orgánico en la Argentina.

 Ignacio Martínez Landa, director de Marketing y Comunicaciones de Domaine Bousquet, coincide: “Hay muchos consumidores que buscan los productos orgánicos ya hace tiempo. Esto comenzó primero con los alimentos y va pasando de categoría en categoría. El vino también entró dentro de esta tendencia y el consumidor hoy quiere tener trazabilidad de los productos, porque cree que uno hecho de forma orgánica muchas veces es mejor que otro producido de forma convencional en cuanto a sus beneficios para la salud”.

Pero, ¿qué se considera hoy vino orgánico? Es aquel elaborado a partir de uvas provenientes de viñedos en los que no se emplean productos de síntesis química (fertilizantes, herbicidas, pesticidas), y que gracias a un manejo racional de los recursos naturales mantiene o incrementa la fertilidad del suelo y su diversidad biológica. De la adherencia a esos preceptos dan cuentan las distintas certificaciones que en la Argentina otorgan cuatro entidades –ArgencertLetis, OIA y Food Safety–, que garantizan la trazabilidad de todos los procesos involucrados en la producción del vino.

 Los registros más recientes indican que 161 fincas argentinas han sido certificadas como orgánicas –sumadas ocupan una superficie de 6240 hectáreas– y que son 53 las bodegas que producen vino bajo dicha certificación. Pero si bien cada vez más consumidores argentinos adoptan el vino orgánico, la enorme mayoría se exporta. El 75% de los vinos orgánicos producidos en la Argentina se consume en Europa; otros mercados relevantes para el vino orgánico argentino son Estados Unidos (4%) y Japón (3%).

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