Aunque Argentina tiene una
fecha especial para celebrar el Día del Libro, a nivel mundial se celebra todos
los 23 de abril, en conmemoración a la muerte de Miguel
de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, los tres en
el año 1616. Ellos se transformaron en los pilares de la literatura
universal. De hecho, es una tradición anual comenzar la Feria del Libro de
Buenos Aires durante esa misma semana del año, donde escritores, editores,
lectores y referentes de la industria editorial se reúnen para compartir lo que
más les apasiona: los libros.
El antecedente en
Argentina:
Cuenta que el 15 de junio de 1908 se entregaron los premios de un concurso literario, organizado por el entonces Consejo Nacional de Mujeres. Desde entonces, la biblioteca del organismo tomó la iniciativa para que se celebrara “un día especial del año a la recordación del libro como registro imperecedero del pensamiento y de la vida de los individuos y las sociedades, y como vínculo indestructible de las generaciones humanas de todas las razas, lenguas, creencias, etcétera”.
23 de abril y 15 de
junio: el libro siempre protagonista:
Después
de diversas solicitudes, la biblioteca de aquel Consejo logró el reconocimiento
esperado: en 1924, por Decreto nacional del gobierno de
Marcelo T. de Alvear, se declaró oficialmente el 15 de junio como la “Fiesta
del Libro”. Luego, en 1941 se cambió la denominación por
“Día del Libro”, la cual se mantiene hasta hoy, pero conservando los mismos
objetivos iniciales: fomentar la lectura entre las comunidades de todo el país.
¿Qué
son los derechos de autor?
Los
derechos de autor son un conjunto de principios y normas jurídicas que
establecen los derechos morales, patrimoniales y universales que
tienen todos los autores de obras literarias, científicas, musicales,
artísticas o de carácter didáctico, por el simple hecho de su creación, esté
publicada o sea inédita.
En esta categoría también están los creadores
de programas informáticos, los anunciantes, publicistas, productores de cine y
demás disciplinas. Está considerado como uno de los derechos humanos
fundamentales en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.
Una obra pasa al dominio público cuando los
derechos patrimoniales han expirado, y esto es habitualmente cuando transcurrió
el plazo desde la muerte del autor (post mortem auctoris). El plazo mínimo, a
nivel mundial, es de 50 años y está establecido en el Convenio de Berna, aunque
muchos países han extendido ese plazo ampliamente.
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