sábado, 29 de agosto de 2020

La estación espacial CHINA administrada por militares en ARGENTINA, está envuelta en misterio. Un poco de información y apertura a los medios locales NO VENDRÍA MAL.

 

Continúan el misterio y el secretismo en torno a la Estación de Espacio Lejano, base perteneciente a la Administración Espacial Nacional china, ubicada al norte de Bajada del Agrio, en la provincia argentina de Neuquén y que el régimen chino gestiona como parte de su territorio. Esta vez fue el periódico británico Daily Express el encargado de hacer sonar el alerta: ¿tiene fines civiles como sostiene Beijing o esconde en realidad una instalación militar del gigante asiático en Sudamérica?



En su artículo “La estación espacial China administrada por militares en Argentina está envuelta en misterio: ¡No es para hacer ciencia!”, publicado este martes, el medio británico resalta los vínculos de esta instalación con el Ejército Popular de Liberación de China y recolecta los testimonios de expertos, funcionarios y vecinos de la zona preocupados por el hermetismo.

La Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC), que responde al Partido Comunista Chino (PCC), se puso en contacto con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina en 2010. Allí comenzó a delinearse lo que muchos señalan como una cesión de soberanía por parte de las autoridades latinoamericanas.



La supuesta intención de Xi Jinping era instalar en el lejano país una base para llevar adelante misiones de exploración espacial. Al menos eso quedó redactado en los papeles. La construcción de esta base, de unas 200 hectáreas, fue acordada por los Gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping y ratificada por la posterior administración de Mauricio Macri.

En 2015, cuando el Parlamento argentino debatió la instalación de la base china, la oposición cuestionó la verdadera finalidad de este proyecto. Finalmente, se aprobó. Al ganar Macri las elecciones de ese año, ordenó revisar el acuerdo. Susana Malcorra, canciller argentina durante parte de ese gobierno reconoció que al Ejecutivo le preocupaba que el pacto no especificaba que la estación espacial solo tendría uso civil. No obstante, la diplomática sostuvo que su capacidad de revisión del acuerdo era limitada, ya que ya había sido aprobado. Ya era tarde.

El régimen de Xi Jinping, sin embargo, finalmente accedió a incluir en el acuerdo el exclusivo uso civil de la estación, pero con una salvedad: no podrían llevarse adelante tareas de supervisión ni reconocimiento sobre aquel centro de espionaje, como sospechan algunos.



“No había forma de que pudiéramos hacerlo después del nivel de reconocimiento que este acuerdo tuvo por nuestra parte. Esto fue reconocido, aceptado y aprobado por el Congreso (...) Hubiera escrito el acuerdo de otra manera. Tendría cláusulas que articulan el acceso a la supervisión”, sostuvo Malcorra en una entrevista hecha por la agencia Reuters en febrero de 2019 y replicada estos días por el diario inglés.

Es decir, el acuerdo obliga a las autoridades chinas a informar a la Argentina de sus actividades en la estación, pero no establece ningún mecanismo para que las autoridades locales se aseguren de que la instalación no tiene fines militares.

Sumado a esto, lo que refuerza las especulaciones es que la Agencia Nacional de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites pertenece al Ejército chino. Fueron los propios ingenieros y científicos de esa fuerza quienes diseñaron la base e indicaron qué tecnología se requeriría según los objetivos que persiguiera Beijing. También responde a la Comisión para la Ciencia, la Tecnología y la Industria para la Defensa Nacional.

 

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