La persona infiel,
además de quedar representada habitualmente en formas de arte que se apoyan en
el dramatismo (es uno de los personajes favoritos en los anales de la
literatura, el cine, la televisión y todas las artes donde el corazón puede
llorar sus penas), existe mucho más allá de la ficción y no se limita a algunos
casos aislados.
En la actualidad, y a pesar de que la monogamia es
el modelo predominante en buena parte del planeta, la infidelidad se encuentra
en centro de las familias occidentales, pues cada día son más los casos de
parejas o matrimonios que se ven afectados y que entran en crisis a causa de
este fenómeno.
Sin embargo, cuando hablamos acerca de personas
infieles nos referimos a individuos que tienden a cometer infidelidades de
forma sistemática, no como excepción sino como norma. A continuación veremos los patrones de comportamiento y el perfil psicológico de la
persona infiel, además de algunos factores claramente externos
que afectan desde el ambiente hacia el individuo.
¿Cuál
es el perfil psicológico de la persona infiel?
Tal y como hemos visto, la persona infiel es un
individuo habituado a tener relaciones que rompen con las normas básicas en las
que se basa la pareja. Ahora bien… ¿qué es lo que hace que sus relaciones sean
tan inestables y con unos límites tan difusos? En el centro de esta cuestión
está el modo en el que la persona infiel gestiona
el apego con los demás.
Un estudio desarrollado por la Universidad de
Florida, determinó que la persona infiel tiene la tendencia a desarrollar una
forma de apego denominada “apego inseguro”. Esta teoría asegura que las
relaciones primarias establecidas con los padres y cuidadores durante la
infancia y los primeros años de vida influyen decisivamente sobre las
relaciones que se entablan en la vida adulta. Y es que parece ser que todas sus
manifestaciones se relacionan con el perfil de la persona infiel.
Según la teoría de apego
de John Bowlby (1907-1990), aquellas personas que han
desarrollado apego inseguro suelen presentar en la edad adulta las siguientes
características, según el tipo de afecto y relaciones primarias bajo la cual
han desarrollado su apego. Nos encontramos con tres tipos de personas infieles:
1. Apego ansioso
Los adultos que exhiben este tipo de apego son más
sensibles al rechazo y a la ansiedad, presentan deficiencias a la hora de
controlar sus impulsos y una insatisfacción constante. Así mismo temen ser
rechazados por la pareja sentimental, y es por esta razón que entablan
relaciones de manera constante e impulsiva, buscando la aprobación.
Algunas investigaciones en psicología señalan que las personas infieles suelen ser también las más celosas,
cuestión que en el fondo revela un gran complejo de inferioridad y una autoestima débil que
necesita reafirmarse gustando a otras personas y de manera muy frecuente.
Curioso, ¿verdad?
2. Apego evitativo
Este tipo de individuos ha aprendido a dar menos
importancia a sus expresiones emocionales. Dicho de otro modo, son personas que muestran más frías y tendrán
tendencia a mantenerse más distantes, por lo que sus relaciones serán menos
profundas, o se les conferirá menor carga emocional. Presentan constantemente
conductas esquivas, altos niveles de hostilidad y agresividad, y para ellas ser
infiel no tendrá el mismo peso emocional que para el común de las personas. En
definitiva, aparecerán altas tasas de interacciones negativas con la pareja.
3. Apego desorganizado
Estas personas no entablan una relación con la
suficiente seguridad y convicción, y acostumbran a hacer gala
de un comportamiento impredecible y mal organizado. Llegado el
caso, no se muestran muy comprensivas, y resultará extremadamente difícil para
ellas ser comprendidas por su contraparte. Las características de este tipo de personalidad
en cuanto a su relación afectiva contribuirán a que esta tenga poca
continuidad.
¿Qué otros factores que
conducen a la infidelidad?
Tal y como hemos comentado con anterioridad, el
perfil psicológico de la persona infiel es de elevada complejidad, y no existe
una sola definición o causa que les clasifique o identifique como tal. A parte
de las tres grandes etiquetas de Bowlby, existen otros muchos factores
que revelan el perfil psicológico del infiel, los cuales
detallaremos a continuación:
1. El riesgo
Quienes tienden a tomar decisiones arriesgadas o muestran un sentido de la aventura más acentuado, son
más propensos a ser infieles en comparación a las personas que son más
temerosas. Es muy probable que haya un componente genético implicado en las
conductas de riesgo, ya que el mero hecho de ser infiel incluye un componente
de alta posibilidad de fracaso.
2. El poder
Es una de las
características más influyentes y definitivas. La gente en una posición
de poder es extremadamente propensa a ser infiel. El poder
incrementa la confianza y autoestima del uno, lo que conduce a los individuos a
actuar de manera más asertiva y extravertida. Los poderosos tienen más
probabilidades de establecer contacto visual directo, pararse con poses de
confianza (lenguaje corporal) y mostrarse como un amante potencial.
3. El deseo sexual
El deseo sexual varía de una persona a otra. Los niveles de libido tienen un componente
genético que es difícil de controlar. Algunos individuos tienen un interés alto
en el sexo mientras que otras personas proyectan menos interés en el asunto. Al
ser un componente puramente físico, algunas personas son inherentemente más
fáciles de ser conducidas por su deseo sexual.
En este caso concreto, los hombres tienden a tener un mayor impulso sexual, lo
que les lleva a llevar la batuta de la infidelidad puramente sexual y no
afectiva.
4. La psicopatía
La sociedad nos ha enseñado a ver en el amor y el
romance como un vínculo sagrado y eterno entre dos individuos. Otras personas
ven en el amor un juego en el que el objetivo es manipular a la otra persona y
obtener el poder sobre el compañero sentimental mediante el chantaje emocional, algo muy típico de
individuos con un alto grado de psicopatía. Las personas que ven el
amor como un juego son mucho más propensas a tener
múltiples intereses amorosos; el engaño y la mentira es sólo otra manera de
obtener el control del cónyuge.
5. El nivel económico
El atractivo de una persona influye mucho en la
probabilidad de que él o ella sean infieles. La atracción viene manifestada de
diferentes maneras. Está influenciada por la apariencia física (es lo primero
que los ojos ven), las habilidades sociales (carisma, don de palabra) y los
recursos tangibles como el dinero. Cuanto más cerca estemos de lo que más se
demanda, más probabilidades hay de ser infiel.
Aquellas personas que tienen
mejor educación, mayores ingresos y carreras exitosas son
más proclives a desarrollar un perfil infiel que los individuos con menos poder
adquisitivo o acceso a la educación, en parte porque están más expuestas al
tipo de personas que reúnen más características consideradas atractivas de
forma superficial.
¿Existe
alguna solución posible?
Disponemos de dos puntos
de vista para abordar el conflicto. En primer lugar, se puede enfocar la
solución centrando el foco sobre el individuo con el perfil psicológico de
infiel que no puede tener una relación estable y lo desea; también se puede
enfocar en base a la pareja, si el pilar del problema tiene que ver más con
factores externos que influyen para que uno u otro sea infiel.
Por otro lado, cuando el problema se enfoca más que
nada en una realidad de los dos, debe haber predisposición por parte de la
pareja para solucionar una situación de tal gravedad, siempre y cuando ambos tengan el deseo sincero de seguir adelante con la
relación. En algunos casos las infidelidades recíprocas se dan
en aquellos momentos en los que ambas partes quieren terminar con la relación.
En ambos casos es necesaria la participación de un
profesional adecuado. Hay que buscar siempre la ayuda de un consejero experto
en relaciones sentimentales, ya que tratar este tipo de problemas por cuenta
propia suele antojarse extremadamente difícil. La introducción de una tercera
opinión externa y más objetiva ayudará a unas conversaciones más
constructivas.
Igualmente, hay que tener muy en cuenta que la terapia de pareja no siempre ofrecerá una solución, y
menos aún instantánea. La voluntad del o los afectados es elemental si se
quiere encontrar una salida satisfactoria.
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