Investigadores de la Universidad de Rochester (Nueva York, EE.
UU.) han liderado un estudio que demuestra la naturaleza reparadora del sueño.
“Creo que hemos descubierto por qué dormimos”, explica a SINC Maiken Nedergaard, autora
principal del artículo.
Para Nedergaard, “dormimos
para limpiar el cerebro; dormir parece ser el resultado de la liquidación
activa de los subproductos de la actividad neuronal que se acumulan durante la
vigilia».
El nuevo trabajo, publicado
ayer en la revista Science, apunta que durante el sueño el cerebro es muy
activo en la eliminación de residuos, como la proteína beta-amiloide
responsable de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos neurológicos.
El conocido como ‘sistema
glinfático’, que fue descubierto el año pasado por los mismos investigadores,
suple el papel del sistema responsable de la eliminación de residuos celulares
en el resto del cuerpo –el sistema linfático–, cuya función no se extiende a
este órgano.
El proceso del cerebro para
limpiar residuos no era conocido hasta ahora por los científicos ya que, al
observarse solo en el cerebro vivo, no ha sido posible hasta la llegada de
nuevas tecnologías de imagen como la microscopía de dos fotones. Gracias a esta
técnica, los investigadores pudieron observar en ratones –cuyos cerebros son
muy similares a los seres humanos– una especie de sistema de tuberías en los
vasos sanguíneos del cerebro que permite al líquido cefalorraquídeo ‘lavar’ los
residuos e incorporarlos al sistema circulatorio para acabar, finalmente, en el
hígado, que elimina de la sangre las sustancias nocivas para el organismo.
Una eliminación muy oportuna
Los científicos de Rochester
comprobaron que el sistema glinfático era casi diez veces más activo durante el
sueño y que, al dormir, el cerebro elimina de forma significativa más
beta-amiloide.
Una de las pistas para
entender que este sistema puede ser más activo durante el sueño fue el hecho de
que la cantidad de energía consumida por el cerebro no disminuye drásticamente
mientras dormimos. Además, los investigadores encontraron que, durante el
sueño, el tamaño de las células del cerebro se reduce un 60%, lo que permite que
los residuos se eliminen con mayor eficacia.
Los investigadores apuntan
que esta contracción crea más espacio entre las células y permite al líquido
cefalorraquídeo limpiar más libremente los residuos a través del tejido
cerebral. Por el contrario, cuando se está despierto las células del cerebro
están más cerca, restringiendo el flujo del líquido cefalorraquídeo.
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