martes, 24 de noviembre de 2020

Como reza el antiguo adagio, “al perro flaco no le faltan pulgas” SUMAMOS EL DENGUE-

 

A inicios de 2020, cuando la COVID-19 parecía un fantasma de un país lejano, muchos sanitaristas señalaban que la epidemia del dengue era más preocupante en Argentina que el mismo coronavirus. Sin embargo, aunque la pandemia haya echado por tierra los pronósticos de muchos científicos y políticos en el mundo, el dengue no ha dejado de ser una enfermedad de relevancia sanitaria.



Este verano vivimos la epidemia de dengue más grande en Argentina2019/2020.  Inclusive, llegó a zonas de la provincia de Buenos Aires a las que antes no había llegado”, advierte Victoria Luppo, profesional en el Laboratorio de Virología del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Dr. Julio Maiztegui” (INEVH), ubicado en la ciudad de Pergamino. Cintia Fabbri, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Instituto, coincide con Luppo respecto de la magnitud y contextualiza: “Este año ha sido la mayor epidemia de dengue en el país desde su reemergencia. En 2019 fue muy importante la epidemia en Latinoamérica, lo que se vio reflejado en lo que pasó en Argentina.

Luppo, quien cursó la Maestría en Zoonosis en la UNNOBA, cuenta que en Argentina el dengue apareció en 1997 “en las provincias que limitan con Bolivia, Paraguay y Brasil”. Recién en 2009 llegó a zonas más templadas, como la provincia de Buenos Aires. “Se corrió un poco de lo que era NOA o NEA y en 2016 llegó ser todavía más grande, con una gran incidencia en CABA”, describe.



La particularidad que tuvo la última epidemia de dengue en el país es que, además de proliferar en lugares templados, involucró tres de los cuatro serotipos de la enfermedad. “Cada serotipo es un virus distinto de dengue —especifica Luppo— y en los últimos brotes veníamos observando fundamentalmente serotipo 1 (DEN-1). Este año no solo creció el número, llegando a tener más de 80 mil casos sospechosos denunciados en el sistema de salud, con más de 45 mil confirmados, sino también con tres serotipos: 1, 2 y 4 (DEN-1, DEN-2 Y DEN-4)”. En la misma línea, Fabbri observa: “Eso no ha sido lo habitual respecto de lo que sucedía en años anteriores en los que Argentina tenía un serotipo predominante y, en forma aislada o minoritaria, otro”.



Dado que las personas que ya desarrollaron la enfermedad a partir de un serotipo tienen más probabilidades de manifestarla en forma grave si se contagian con otro serotipo, la convivencia de varias secuencias del virus mantiene a los científicos del INEVH en alerta. “El dengue, en general, es una enfermedad leve. Sin embargo, si una persona que tuvo dengue 1, se contagia con el serotipo 2 o 4, tiene riesgos mayores”, informa Fabbri. Luppo coincide pero matiza: “Cuando hay infección con serotipos diferentes, hay un mayor riesgo de cuadros graves, aunque no siempre es así”.

 

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