En Buenos Aires, concretamente en el Parque Tres de
Febrero, Barrio de Palermo, se ubicó la quinta de Don Juan
Manuel de Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y
principal caudillo de la Confederación Argentina desde
Según cuenta la leyenda
Doña Manuelita, hija de Don Juan Manuel, bajo aquel árbolito solía
requerir de su padre mayor indulgencia para algunos de los adversarios de su
padre caídos en desgracia.
En el libro Estampas del
Pasado II, de José Luis Busaniche podemos leer una carta, escrita por William
Mac Cann, sobre la influencia que tenía Doña Manuelita Rosas en las decisiones
políticas de su padre:
“...Cuando me presenté de visita en su residencia, encontré reunidas, bajos
las galerías y en los jardines, a muchas personas de ambos sexos que esperaban
despachar sus asuntos. Para todo aquel que deseaba llegar hasta el general
Rosas en carácter extraoficial, la hija del Dictador, doña Manuelita, era el
intermediario obligado.
Flores del Aromo del Perdón-
Los asuntos personales de importancia, como
confiscaciones de bienes, destierros y hasta condenas de muerte, se ponían en
sus manos como postrer esperanza de los caídos en desgracia. Por su excelente
disposición y su influencia benigna, doña Manuelita era para con su padre lo
que la emperatriz Josefina fue para Napoleón.
La hija de Rosas, que
posee grandes atractivos, dispone de muchos recursos para cautivar a sus
visitantes y ganar su confianza. En una de mis visitas a la casa, como su padre
se encontrara ocupado, montó enseguida a caballo, y juntos nos echamos a
galopar a través del bosque."
A Doña Manuelita, huérfana
de madre a los 21 años, le sobraban admiradores, tanto locales como
extranjeros, interesantes o aburridos, federales o unitarios, y amigos o
enemigos de su padre; hombre muy celoso y muy bien dispuesto a censurar las
relaciones sentimentales de esa hija que siempre lo acompañaba, ya que cumplía
funciones de primera dama y dueña de casa, pero que era clemente cuando se lo
pedía su queridísima hija.
Doña Manuelita, al fin, se casó a los 36 años con Máximo Terrero, muy pesar y en contra de su padre. Con el tiempo Doña Manuelita obtuvo, para ella, el perdón de su celoso padre. Para ese momento Don Juan Manuel había perdido el poder y no tuvo más remedio que aceptar a su yerno.
En el parque hoy podemos contemplar un retoño de aquel símbolo histórico de la ciudad, una Acacia caven, originaria de América del Sur y conocido como Aromo criollo o Espinillo negro. En el año 1974 se efectuaron mejoras en el entorno del árbol, rodeándolo con una pequeña valla.
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