La camelia pertenece a la
familia de las Theaceae, es
un arbusto ornamental originario de Asia, en particular de China y Japón. El nombre le fue
dado en 1735 por el botánico Linneo, quien lo dedicó al religioso Joseph Kamel,
que realizó varios estudios sobre la flora de Oriente, y que fue el primero en
importar la planta al continente europeo desde Japón, en el siglo XVIII.
La especie más ampliamente cultivada es la Camellia japónica,
que presenta hojas de forma oval, de color verde oscuro y brillante y flores de
varios colores y tonos (blanco, rosa, rojo) y forma diferente: abiertas o
aplanadas, simples o dobles, por lo general carentes de perfume.
A pesar
de que la camelia estaba muy extendida en Oriente, la primera noticia
científica acerca de la calidad de la llamada Camellia japónica, es de finales
del 1600, cuando algunos ejemplares del «árbol de las hojas brillantes», así
llamado en China, fueron enviados a Londres por el naturalista británico, James
Cunningham.
Historia y simbolismo de la camelia:
En Europa, sin embargo, la planta no tuvo de
inmediato una gran difusión y hubo que esperar alrededor de 100 años antes que poblara los jardines.
Llegó a la fama gracias a la novela de Alejandro Dumas «La dama de las camelias»,
publicado por primera vez en 1848; sólo desde entonces, la flor preferida de
Marguerite Gautier, la protagonista de la novela que murió prematuramente de
tuberculosis a los 23 años, cobro notoriedad.
La protagonista de la novela, inspirada en la
verdadera historia de Marie Duplessis, una cortesana que durante la noche,
lucía una camelia blanca o roja en función de su disponibilidad, y por esta
razón era llamada «la dama de las camelias».
La elección de la flor de camelia no fue accidental: de acuerdo con creencias
antiguas, los japoneses consideraban a la
camelia el símbolo de la vida truncada, porque a diferencia de otras flores, al
marchitarse no pierde los pétalos uno por uno, sino que se separa íntegramente
del tallo.
Después de 1848 la flor
comenzó a difundirse también en el campo de la moda, utilizada como ornamento
en los escotes y ribetes de los vestidos de las mujeres nobles; los hombres
solteros la lucían en su frac para atraer la atención de las damas. Se
convirtió en la flor preferida y más utilizada por Madame Chanel, que
constantemente las incluyó en los tailleurs de su creación a partir de 1913 (en
particular la especie japónica Alba Plena, una especie muy perfumada).
Las primeras especies
cultivadas en Galicia de esta elegante flor se remontan a los inicios del siglo
XIX, cuando, en Vilagarcía de Arousa, en el Pazo de Rubianes, se plantaron
alrededor de cien especies diferentes, como marco a un jardín exuberante ya colmado de especies exóticas, viñedos
y pequeños bosques. En la actualidad el Pazo
de Rubianes exhibe orgullosamente más de 4.500 ejemplares de camelias de
distintas formas y colores, con las que también produce una exclusiva línea cosmética
formada por aceite de
camelia o incluso cremas y jabones.
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