Lo cierto es que más del 40% de la población
confirma padecer síntomas de insomnio eventual y que el 10% sufre insomnio crónico.
Existen artos tipos de
insomnio, lo que convierte este inconveniente en uno de los desorden del sueño
más complejos. Algunas individuos señalan que poseen dificultades para
conciliar el sueño, ya que tardan más de 30 minutos en dormirse, y a distintas
les cuesta permanecer dormidas, pues sufren artos despertares prolongados
mientra la noche. Otras individuos experimentan un despertar precoz por la mañana y son
incapaces de recobrar el sueño. Una misma individuo puede sufrir una
combinación de estos síntomas.
Por lo general, la gente se
queja de una mala calidad del sueño, y varias individuos dicen sufrir una
reducción del tiempo de sueño, acompañada de síntomas de cansancio diurno y
dificultades para concentrarse, prestar atención en una reunion de labor o
mantener la calma en los atascos por la mañana.
La corta duración del sueño
no basta para definir el insomnio. Son más bien las dificultades diurnas las
que deben emplearse para diagnosticarlo.
Si usted se siente descansado tras una noche breve,
seguramente no padece insomnio. Además, es valioso distinguir entre el nombrado
insomnio transitorio —en el que la individuo experimenta síntomas de insomnio
adecuado a un agotamiento temporal— y el insomnio crónico. Este síndrome se define
por la existencia de síntomas de insomnio al menos 3 noches a la semana mientra
artos meses, con efectos negativos en el funcionamiento de la individuo mientra
el día.
¿Cómo aparece el insomnio crónico?
Hay factores que predisponen a padecer incovenientes de
sueño y que crean vulnerabilidad frente a un circunstancia
desencadenante. Por ejemplo, se sabe que las chicas y las individuos mayores
poseen una grande propensión a sufrir insomnio. Además, las individuos con un
historial familiar de insomnio o con tendencia a la ansiedad serán más vulnerables a un circunstancia desencadenante.
Este circunstancia puede
ser un duelo, un cambio de ambiente o una ocasión de estrés. Por lo general,
una vez que se localiza y se resuelve el circunstancia desencadenante, cabe
esperar que cese el insomnio transitorio. Sin embargo, el insomnio se hace
crónico cuando las dificultades de sueño pasan a ser un incoveniente por sí
mismas. El insomnio deja de estar relacionado a su circunstancia desencadenante
y, en general, se verá exacerbado por factores perpetuadores.
Estos factores consisten a menudo en estrategias
inadecuadas que se ponen en marcha para recompensar los efectos del insomnio. Por
ejemplo, beber un vaso de licor anteriormente de acostarse, tener creencias
falsas sobre el sueño o meterse en la cama cuando no se está cansado son
conductas inadecuadas que perpetúan el insomnio.
La persistencia de estos
factores introduce al insomne en un círculo vicioso en el que los efectos de la
falta de sueño se combinan con un gobierno constante de hipervigilancia física,
mental y cognitiva que impide gozar de un sueño profundo y reparador.
En unos temas se habla de insomnio secundario, en el que las dificultades para
conciliar el sueño son repercusión de otró trastorno, como, por ejemplo, una
enfermedad (dolores crónicos, cáncer, depresión) o el gasto de medicamentos o
de distintas sustancias.
Las consecuencias de dormir mal
Saber qué fue primero, si
el huevo o la gallina, es una cuestión compleja en el
diagnóstico y el tratamiento del insomnio. En el tratamiento
es, pues, valioso intervenir en el insomnio, pero también en las afecciones
médicas conexas, para evitar que los incovenientes se refuercen mutuamente.
Un sueño fragmentado o de
duración pequeña daña en grán tamaño a nuestra aptitud para concentrarnos,
tomar decisiones, aplicar e incluso regular nuestras emociones. Aunque unos
insomnes señalan que acaban acostumbrándose al cansancio, numerosos trabajos de
averiguación han presentado que, a largo plazo, la perturbación o reducción
crónica del sueño podría tener efectos no solamente en nuestro funcionamiento
cognitivo, sino también en nuestra energía física y
mental (mayor peligro de sufrir depresión, incovenientes
cardiovasculares, ansiedad o diabetes).
FUENTE: Thanh Dang-Vu, Neurologist, Associate Professor, Concordia
University Research Chair in Sleep, Neuroimaging and Cognitive Health, Concordia University y Aurore A. Perrault, Postdoctoral research in sleep medicine, Concordia University
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