No hay nada más bello que el amor, pero el amor sano, ese que ayuda a crecer como persona y que nos transforma en la mejor versión de nosotros mismos. Bien diría Mario Benedetti “te amo por quien soy, cuando estoy contigo”. Pero, ¿qué pasa cuando tu pareja saca lo peor que hay en ti?
Cuando digo lo peor, me
refiero a la peor versión que hay de ti. Amar implica enloquecer hasta cierto
punto, porque cuando nos enamoramos no sabemos ni en qué día vivimos, dónde
estamos o qué será de nuestra vida si seguimos así de lelos por ese alguien
especial. No toda la locura es mala, pero digamos que hasta esa nube tiene un
cierto límite.
Una de las peores
versiones que puede sacar de ti esa persona es que te olvides de tus amigos y
tu familia, que te vuelvas alguien descuidado o irresponsable en tu trabajo o
bien, que desdeñes automáticamente a todo aquel que pone en tela de juicio tu
relación. Ese es sólo un primer paso, pues también puedes darte cuenta a partir
de una relación que eres una persona insegura y que estar con ese alguien te
haces sentir “menos” o estar dudando siempre de si eres suficiente o no para
esa persona.
En algunos casos, la
dinámica de la pareja hace que los dos expongan su peor lado: se agreden, se
celan, se ofenden, o se acosan, sin embargo, no se dejan. ¿Por qué? Porque
estamos acostumbrados a desarrollar relaciones de dependencia con mucha
facilidad y en este mundo que se mueve tan rápido muchas veces elegimos
quedarnos con alguien aunque lejos de llenar nuestras expectativas nos frustre
y nos lastime porque “peor es nada”, o al menos eso dicen. Tenemos esa idea
errónea de que “el amor duele”, -gracias José José…- cuando el amor debe ser
algo motivador y que le dé un plus positivo a tu vida.
¿Qué hacer cuando tu
pareja está sacando la peor versión de ti? El primer paso es darte cuenta y
reconocerlo. Puede ser que tus seres queridos te hayan dicho que has cambiado,
que ya no eres la misma persona, puede ser que te des cuenta de que tienes actitudes
que jamás habías tenido y que tienes reacciones que incluso te asustan. Puede
ser que no te reconozcas cuando te ves en el espejo porque a veces, cuando la
pareja es tóxica, afecta hasta nuestra apariencia física. Tal vez perdiste tu
ambición profesional o te instalaste en una horrible zona de confort. Una vez
que lo reconoces entonces es momento de hacer algo y el paso siguiente sería
afrontarlo en pareja: “no me gusta ser esta persona que se sale de control”,
“necesitamos hacer cambios en la relación porque no estamos siendo buenos el
uno con el otro”.
¿Qué hacer si el otro no
quiere cambiar? DÉJALO/A IR. Y si vuelve, déjalo ir, y así hasta que ya no
vuelva. Comprométete contigo, con tu progreso, con ser una persona estable, en
desarrollo constante, libre, con toda la posibilidad de ser feliz. El hecho de
que la pareja no funcione no quiere decir que sean malas personas, sino que hay
buenas personas que no encajan bien estando juntas.
Independientemente de la
etapa en la que te encuentres en la vida, siempre es buen momento para entender
que una pareja es un complemento para una vida que ya está completa. Es este
extra que hace maravillosa tu vida. Una pareja sana te va a impulsar
siempre a cuidarte, a ver por ti, a cuidar de tus relaciones, a conquistar los
retos que te ponga la vida. Una pareja estable es alguien en quien puedes
confiar y que te acompaña sin devaluar tu capacidad para resolver lo que se te
presente. Una idea que debe convertirse en un mantra en tu vida es que alguien
que te ama JAMÁS va a jalarte hacia abajo. Se trata de crecer juntos.
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