Desde el programa nacional de
Prevención de Cáncer Cervicouterino se recuerda la importancia del control de
salud en la mujer y pretende informar sobre las medidas de prevención en esta
enfermedad que es prevenible y curable si se detecta a tiempo.
El cáncer
cervicouterino, conocido también como cáncer de cuello de útero, es una
enfermedad que se produce cuando las células del cuello uterino comienzan a
transformarse en una forma anormal. Estas transformaciones en las células son
conocidas como “lesiones” que si no se detectan a tiempo pueden ser precursoras
del cáncer.
Esta enfermedad es
causada por algunos tipos de Virus de Papiloma Humano (VPH) que son muy
frecuentes y se transmiten a través del contacto sexual. En la mayoría de los
casos el virus es eliminado por el sistema inmune, sin causar ninguna
manifestación o síntoma en el cuerpo.
En este sentido se
señala que “la mujer debe saber que tiene que hacerse una vez al año los
controles, para detectar este cáncer. El Cáncer de Cuello Uterino es
prevenible, porque si detectamos esa lesión que está empezando, no hay cáncer”
La primera medida de
prevención es la vacuna contra el Virus de Papiloma Humano que previene la
infección que provocará las lesiones. Su aplicación se indica antes del
comienzo de las relaciones sexuales, por ello para las niñas y niños de 11 años
la vacuna es gratuita y obligatoria. Para una mayor protección son necesarias
dos dosis para conseguir la máxima protección y estas son aplicadas con
intervalos de 6 meses.
La segunda medida de
prevención en nuestra provincia es el Test de Papanicolaou, conocido como PAP,
y es una manera sencilla y efectiva de prevenir el cáncer cervicouterino. El
test detecta estas “lesiones” en el cuello del útero, lo que permite realizar
un tratamiento antes de que se conviertan en cáncer.
Es recomendable
que las mujeres se realicen el PAP a partir de los 25 años de manera anual. Si
durante dos años seguidos el PAP da negativo, la toma se puede espaciar a 3
años. El test de Papanicolaou es una práctica simple, no duele, se realiza en
el consultorio y no necesita ningún cuidado posterior a la toma de la muestra.
“El Papanicolaou debe
realizarse a partir de los 25 años o en toda mujer que haya iniciado en las
relaciones sexuales, esto ayuda a evitar que una pequeña lesión pueda
transformarse en cáncer”.
Se estima que el 80% de
las personas estarán en contacto con el VPH en algún momento de sus vidas. Sólo
en una pequeña proporción de casos, alrededor del 5%, el virus se torna
persistente.
Argentina definió como
prioritario el abordaje integral de la prevención de cáncer cervicouterino
(CCU), con el objetivo de disminuir la mortalidad por esta patología, que
incluye la incorporación de la vacuna contra VPH para niñas y niños de 11 años
con esquema de vacunación completa y el fortalecimiento de la estrategia de
prevención a través del tamizaje con estudios como el PAP.
Por último, “es muy
importante que las mujeres se realicen estos controles y evitar que más mujeres
mueran a causa de esta enfermedad”
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