En mayo
de 2020, investigadores australianos afirmaron que la ivermectina puede evitar
que el SARS-CoV-2 se replique en cultivos celulares. En América Latina se
confía en su eficacia, hasta hoy. ¿Qué hay de cierto?
El mundo entero busca
intensamente posibles terapias para el COVID-19. La
ivermectina también se cotiza como una supuesta cura milagrosa del COVID-19,
especialmente en América Latina, porque el medicamento para el tratamiento de
enfermedades parasitarias en animales y humanos es barato y se puede conseguir
sin receta. En realidad, se usa para tratar la sarna y las enfermedades
causadas por parásitos. Los efectos se basan en modificaciones de los canales
de cloruro, lo que lleva a la parálisis y muerte de, por ejemplo, los ácaros de
la sarna y de los gusanos de seda.
Sin embargo, después de que
investigadores australianos informaran, en junio de 2020, en la revista Antiviral Research, que la ivermectina reducía considerablemente la carga
viral del SARS-CoV-2 en un estudio preclínico in vitro, es
decir, en condiciones de laboratorio, comenzó una especie de histeria colectiva
en torno a ese medicamento.
Ivermectina despierta esperanza:
En Perú, la ivermectina ha
sido ampliamente utilizada para tratar las fases tempranas del
COVID-19. Sin embargo, en octubre, el gobierno peruano retiró de su guía
de tratamiento contra la enfermedad una serie de medicamentos, entre los que
figuraba la hidroxicloroquina y la ivermectina, tras indicios sobre su
ineficacia.
Ya a fines de junio, la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) había subrayado en un informe que
los resultados sobre la eficacia de la ivermectina para reducir la carga viral
en cultivos de laboratorio no son suficientes para indicar que dicho preparado
sería beneficioso desde el punto de vista clínico.
Aun así, la ivermectina
sigue gozando de mucha popularidad en América Latina como medicamento
"milagroso" contra el covid. En Honduras, por ejemplo, la Mesa
Multisectorial para la Apertura Económica y Social pidió la semana pasada al
gobierno que permitiera el "uso voluntario de la ivermectina de
manera profiláctica, para combatir el COVID-19".
Falta de pruebas clínicas sobre su eficacia:
Sin embargo, todavía falta
una prueba de eficacia realmente sólida. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos
(FDA) desaconsejan el uso de la ivermectina para el tratamiento de COVID-19 y
advierten de los efectos secundarios. Se necesitan más pruebas para determinar
si la ivermectina puede ser adecuada para prevenir o tratar el COVID-19,
dijeron.
El Organismo de
Reglamentación de Medicamentos y Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA)
también desaconsejó su uso a finales de diciembre de 2020, diciendo que aún no
había datos confirmatorios sobre la ivermectina para su uso en el tratamiento
de las infecciones por COVID-19. En cuanto a la seguridad y la eficacia, no hay
pruebas que apoyen el uso de la ivermectina y no se dispone aún de ensayos
clínicos que justifiquen su uso.
La ivermectina figura en la
lista de medicamentos esenciales de la OMS porque es eficaz contra una amplia
gama de parásitos.
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